domingo, 30 de junio de 2013

DONDE NOS JUGAMOS TODO

Domingo XIII Tiempo Ordinario

Evangelio de Lucas 9, 51-62



Lucas “construye” un largo viaje, desde Galilea hasta Jerusalén, que desarrollará a lo largo de diez extensos capítulos (desde 9,51 a 19,28), en el que Jesús se va a dedicar prioritariamente a enseñar a sus discípulos.
El autor presenta el viaje desde la certeza de que conduce, no solo a la capital de los judíos, Jerusalén –que el tercer evangelio sitúa como “centro” de la salvación; así aparecerá también en el otro libro de Lucas, Los Hechos de los Apóstoles-, sino al destino final de Jesús, al “cielo”.
Y dentro de ese objetivo de “formar a los discípulos”, en el inicio mismo del recorrido, se nos presentan cuatro breves “enseñanzas”, en forma de aforismos que, de entrada, suenan al menos como desconcertantes, y que recuerdan, en cierto sentido, los dichos de Jesús en el  Evangelio apócrifo de Tomás. Sin embargo, basta adoptar una perspectiva adecuada, para percibir toda su sabiduría, hondura y belleza.
• La primera es un alegato silencioso contra cualquier tipo de fanatismo, que no es sino expresión del miedo y de la arrogancia, características propias del ego. Un ego inseguro buscará eliminar la disidencia, porque la percibe como amenaza para sus (frágiles) ideas, y porque necesita sentirse “superior” o en posesión de la verdad (absoluta).
• La segunda revela la  actitud de quien vive desapropiado del ego. El ego necesita “cosas” de las que apropiarse para sentirse existir: su sensación de identidad depende siempre de “algo”, ya que él es pura ficción. Sin embargo, quien no se identifica con el yo, se percibe como Vacío, que es Plenitud.  Vivenciar esa vacuidad integral significa no estar establecido en parte alguna, ni tener un lugar donde reclinar la cabeza. Es una simple lucidez –pura consciencia, atención desnuda- sin centro ni periferia, en la que todo sucede espontáneamente. Es una aceptación ilimitada de la circunstancia presente, una apertura total que permite que el sol salga sobre malos y buenos, y que la lluvia caiga sobre justos e injustos… 
• La tercera y la cuarta son prácticamente idénticas; o mejor, dos modos de poner el acento en la misma realidad, por contraste con dos “obligaciones” fundamentales para un judío piadoso: enterrar a los muertos y atender a la  familia.
¿Qué puede ser tan importante, que se anteponga a esos dos principios “sagrados” para un judío? Jesús le da un nombre: el Reino de Dios. 
Dentro de los diversos significados encerrados en esa expresión –y que dependen también de la perspectiva que se adopte-, parece innegable que, con ella, se alude al Misterio último de lo Real, aquello  único a lo que decididamente vale la pena subordinar todo lo demás.
¿Qué es eso único? Ciertamente, no es algo “separado” de quienes somos. 
Porque lo que constituye la mismidad de lo real nunca podría estar “alejado” de nada real. Es Aquello de lo que no podemos distanciarnos ni lo que se tarda en un suspiro.
En el lenguaje religioso, se le ha llamado “Dios”. Pero un Dios del que alguien pudiera “alejarse” o “separarse”, ya no sería Dios, sino una creación de la mente, que proyecta “fuera” todo lo que ella piensa. 
En un lenguaje no religioso, más inclusivo,  Eso  inefable e innombrable, porque está más allá de los conceptos y de las palabras, es Lo que es, y que nosotros también somos. Lo que nos impide verlo no es otra cosa que el hecho de habernos reducido a nuestro ego.
La palabra de Jesús viene a decirnos: mientras no descubras quién eres, todo lo que hagas –aunque lo veas como un servicio a los muertos o a la familia- no hará sino entretenerte, distraerte o despistarte. Busca lo primero y… “todo lo demás se te dará por añadidura” (evangelio de Mateo 6,33).

Enrique Martinez Lozano


sábado, 29 de junio de 2013




DESPERTAR



Para despertar, busca toda la ayuda que puedas, lee los libros que encuentres, asiste a los encuentros que te inviten, medita, respira y espera. Todo ayudará…, pero finalmente solo tú harás la alquimia, pues nada puede precipitarla, solo tu intención de que suceda. Y aún si no hicieras nada de nada, espera tranquilo, igual ocurrirá...

Si ya has despertado y ves cómo duermen los demás a tu alrededor, entonces camina en puntillas, respeta su sueño y descubre la perfección de sus propios tiempos, así como fueron perfectos los tuyos.


Cuando ellos abran sus ojos, el fulgor de tu brillo los ayudará a despertar sin necesidad que hagas nada. Si aún duermes, relájate y disfruta tu sueño, estás siendo arrullado y cuidado.

Despertar no es un acto de magia, aunque llenará de magia tu vida.

Despertar no tiene nada que ver con tu mundo externo, aunque todo lo que te rodea parecerá tener un nuevo brillo.

Despertar no cambiará tu vida, si bien sentirás que todo ha cambiado.

Despertar no borrará tu pasado, pero al mirar atrás lo percibirás como la historia de alguien muy querido que aprendió muchas cosas, y sentirás que ese alguien ya no eres tú.


Despertar no despertará a tus seres queridos, pero ellos se verán mas divinos ante tus ojos.


Despertar no sanará todas tus heridas, pero ellas dejarán de gobernarte.

Despertar no solucionará tu situación financiera, pero te sentirás millonario.


Despertar no te hará más popular, pero ya no volverás a sentirte solo.
Despertar no te embellecerá ante los ojos de los demás, pero te hará perfecto ante tu propia mirada.
Despertar no te dará mas poder, pero descubrirás el poder que tienes.
Despertar puede que no disuelva los barrotes de tus cárceles, pero te dará la libertad de ser tú mismo.
Despertar no cambiará el mundo, te cambiará a ti.
Despertar no quita responsabilidad, muy por el contrario te dará conciencia de las consecuencias de tus actos y elecciones.
Despertar no te hará tener siempre la razón, más bien ya no sentirás deseos de tenerla.
Despertar no traerá caudales de amor a tu vida, descubrirás que ese caudal habita en ti.
Despertar tiene poco que ver con lo que imaginas y tiene todo que ver con el amor.
Despertar es amarte a ti mismo, con tus límites y con tus experiencias, es amar al otro como parte de tu ser y es amar a la existencia... Sí, amar esta bella vida tan sorprendente y variada en todos sus matices.
Permítete disfrutar de la experiencia de ser el maravilloso Ser que ya eres. Tu vida es un acto sagrado pues es la creación del Dios que hay en ti.


jueves, 27 de junio de 2013



Dolores Aleixandre: Mujeres y Hombres en una nueva relación



1. CON UN CANDIL, como el de la mujer que perdió el dracma (Lc 15):
Llevar luz para ver la "marginación invisible" de las mujeres en una Iglesia "católica" (universal) pero excluyente. 
- Una Iglesia que ha decidido vivir con la mitad de sus células. Y eso repercute en la teología, la espiritualidad, la liturgia, la pastoral ... pasivo y ejecutivo. La teología, la tradición, la predicación, el lenguaje de la Iglesia siguen siendo percibidos, centrados y dominados por los hombres.
-Una Iglesia que sigue reforzando los mecanismos culturales de un discurso que nos magnifica como esposas, madres o vírgenes y nos sigue envolviendo en imágenes de nupcialidad, fidelidad, amor, don, silencio y sacrificio.
Ver cómo el tema no nos afecta sólo a las mujeres, sino a todos los convocados por el proyecto utópico del Reino:
- que desestabiliza los estereotipos y modelos mundanos, 
- que supone la inclusión de todo lo marginal,
- que descalifica cualquier pretensión de dominio.
2. CON UN CÁNTARO, como el de Raquel o la samaritana.
Lavar y limpiar algunos hábitos malsanos: los feminismos mesiánicos, las mayúsculas de exaltación, la herencia mal repartida, las lecturas interesadas, la clarividencia infusa de algunos y la paternidad confusa de otros, la automarginación de las mujeres ...
3. CON UN ASIENTO, como el de Raquel sentada sobre los ídolos (Gen 31,33ss).
“Sentarnos”  sobre palabras-ídolo: “Deseo de poder”, “neutralidad", "objetividad", "justo medio" ...
4.  CON UN TAMBOR, como el de Miryam, la hermana de Moisés (Ex 15).
Celebrar la alegría de los pequeños pasos que se van dando en dirección hacia una Iglesia en la que el acento no esté puesto en la dualidad clérigos/laicos, hombres/mujeres, gobernantes/gobernados ..., sino en la comunión que nace de integrar la diversidad en la unidad y la creatividad en la solidaridad. Apoyar y unir fuerzas allí donde algo se está moviendo en favor de la mujer y en esa tarea, combinar la prudencia y la audacia, sin separar la esperanza de la astucia ni la radicalidad de la flexibilidad.
5 . CON UN TELAR, como el de la mujer de Pr 30 ...
Diseñar un nuevo tejido relacional entre hombres y mujeres en la vida cotidiana. Se trata de hacer experimentar cómo buena y deseable es esa manera de relación que hoy aparece como nueva y emergente, pero a la que no accederemos sin que otros nos hayan mostrado su valor. Emprender creativamente nuevos caminos relacionales, promover espacios de encuentro y conocimiento mutuo en los que se pueda reflexionar serenamente, tejer solidaridades, proyectar y emprender acciones juntos.
Cuando, según el Deuteronomio, Moisés envió a doce del pueblo para explorar la tierra, ellos volvieron diciendo: "Es buena la tierra que el Señor nuestro Dios va a darnos" (Dt 1,22-25). Empleando la misma imagen, si llegamos a hacer la experiencia de un modo diferente de relacionarnos, podremos dar testimonio de que vale la pena el esfuerzo de caminar en esa dirección.


martes, 25 de junio de 2013


SI YO FUESE PAPA...

Delantales de cocina para niños

(...Continúa)

Al no haber ya templos, no harían falta sacerdotes y, de este modo,
estaría resuelto de un plumazo el problema del celibato que tanto ha preocupado
en los últimos tiempos a los jerarcas y el tema del sacerdocio de las mujeres, de
modo que hombre y mujer se sentarían en la mesa de la nueva comunidad
cristiana en igualdad de derechos y obligaciones, en torno a las casas, como
sucedió al principio del cristianismo, cuando éste aún no se había convertido
en religión. Todo el esfuerzo dedicado al templo y al culto, habría que
dedicarlo, eso sí, a dar culto a Dios en el prójimo, especialmente en los más necesitados de la comunidad, cristiana o no, cuyos derechos han sido pisoteados a lo largo de
los siglos. Y en esta larga fila hay que poner a las mujeres, tan sometidas al
varón a lo largo de la historia, a los sin papeles, a los parados; también a los
drogadictos, los desahuciados, los pobres y cómo no, a los gays, las lesbianas y
los transexuales, proclamando el derecho que tienen éstos a que se reconozca
y se respecte su diversidad. Claro que, para esto, me temo que tendría que
cambiar, como papa, la moral así llamada "católica", que no cristiana,
especialmente la moral sexual, que todavía a estas alturas no se ha
reconciliado ni con el sexo ni con el placer. Menudo lío.
Si yo fuese Papa, y dado que, hoy por hoy, no hay otro régimen de
gobierno mejor que el democrático, democratizaría la iglesia y renunciaría a la
infalibilidad pontificia (dogma extraño este, además de tardío) y abandonaría de
una vez para siempre esa cantinela de que la iglesia es "jerárquica" por
voluntad de su fundador (¿es que acaso Jesús fundó la iglesia?) y de que su
régimen es monárquico, como si a Jesús le hubiese dado tiempo a pensar en el
futuro de su movimiento, y menos en este futuro -hoy presente- con el que
ciertamente no se habría identificado, de haberlo intuido.
Ah, se me olvidaba... Si yo fuera Papa entraría urgentemente en diálogo con las
otras religiones, pero no para discutir de dogmas o primacías, sino para programar
con ellas "cómo aliviar el dolor y el sufrimiento humano", cosa que no se puede hacer
de verdad, si no se renuncia a tanta ganga ideológica añadida al pensamiento
originario de sus fundadores o iniciadores respectivos. Además, animaría a las
diferentes religiones de la tierra a que, juntos, iniciásemos un camino nuevo
para acoger, como el buen samaritano, a todos los que este sistema mundano
ha dejado "medio muertos" a la vera del camino. Son tantos que, difícilmente,
daríamos abasto entre todos. Y, por supuesto, en esta línea convocaría a todos
los hombres y mujeres, mayores o jóvenes, creyentes o no, de buena voluntad
a unirse a este programa. Por último, si yo fuera Papa, creo que lo pasaría muy mal, como lo pasó
Jesús, y la verdad es que no sé si me daría tiempo a cumplir ni siquiera el
primer punto de este programa, porque a él lo asesinaron justo cuando
llevaba dos o tres años a lo más, gritando por las aldeas de Galilea que "era
posible otro mundo -el reinado de Dios, que decía con palabras antiguas-",
no basado en la tiranía del capital, ese otro Dios, venerado por la mayoría,
sino en la servidumbre del amor. No creo que yo durase tanto tiempo, pues
los poderes de este mundo -religiosos, políticos y económicos- se encargarían de darme una buena jubilación y un no peor retiro.
Al final de este escrito "utópico", me digo yo, aliviado, que, para suerte
mía, no me van a nombrar papa, por supuesto. Por eso no sigo desarrollando
el programa...

Jesús Peláez
Catedrático de Universidad

lunes, 24 de junio de 2013

SI YO FUESE PAPA


Si yo fuese nombrado Papa, una vez elegido por el Sacro Colegio
Cardenalicio -que así se llama la gerontocracia vaticana-, saldría al balcón
central de la fachada del Vaticano para saludar a los allí reunidos, en inglés,
por supuesto, dejando atrás el viejo latín para los eruditos. Tras agradecer a los
ancianos cardenales el nombramiento (y al Espíritu, por supuesto, ¿cómo
no?), anunciaría que dejaría de residir en el Vaticano, para trasladarme a un país de la
periferia de la tierra -Hispanoamérica, India, África, podrían ser buenas sedes
para mi pontificado, por llamarlo de alguna manera- lugares donde el hambre,
el dolor, la guerra y la muerte se dan la mano a diario. Al fin y al cabo, Jesús de
Nazaret pasó gran parte de su vida en la periferia, en las aldeas de Galilea, la
región más alejada del templo y del culto de Jerusalén, y vivió siempre
rodeado de todos aquellos a los que el sistema religioso judío había arrojado
en nombre de Dios a las afueras de la vida: un núcleo de discípulos galileos
que poco lo entendían (¿De Nazaret de Galilea puede salir algo bueno?) y los
marginados de todo tipo: cojos, ciegos, paralíticos, endemoniados, publicanos,
prostitutas... gente, oficialmente "de mala vida", que hacían que Jesús fuese
criticado por la ortodoxia por andar siempre "en malas compañías".
Antes de irme del Vaticano, eso sí, nombraría una comisión de sabios
(economistas, eruditos, filósofos e incluso teólogos, si los hubiere allí fieles al
evangelio de Jesús), encargada del desahucio de tan respetable y milenaria sede,
pasando al estado italiano el cuidado de ese inmenso patrimonio artístico y
desmontando la banca vaticana, de modo que lo que quedase, una vez
saldadas las deudas, revirtiese en las exhaustas arcas de los países pobres de la
tierra, rompiendo para siempre con esa alianza histórica entre iglesia, dinero y
poder, que tanto daño ha hecho al anuncio de la buena nueva de Jesús. Y me
quedaría tan pancho, pues Jesús dijo: "Nadie puede estar al servicio de dos
señores, porque aborrecerá a uno y querrá al otro, o bien se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero, -hoy diríamos "al
capital"- (Mt 6,24). Así de claro. Y como el capital engendra esclavos en serie,
me proclamaría de verdad "siervo de los siervos del mundo ", no de Dios,
como dice el eslogan pontificio, pues Dios no necesita siervos. Rompería de este
modo la alianza con el poder, establecida durante siglos por la iglesia, del que hay
que desconfiar porque el poder no engendra desarrollo humano, sino
dominación, como bien dijo Jesús: "Los reyes de las naciones las dominan, y
los que ejercen la autoridad sobre ellas se hacen llamar bienhechores. Pero
vosotros, nada de eso: al contrario, el más grande entre vosotros iguálese al
más joven, y el que dirige al que sirve" (Lc 22,22-25). Curiosamente la palabra
"poder" aparece solamente en los evangelios para indicar la fuerza o mejor las
fuerzas que salían de Jesús para sanar a los enfermos.
Si al hacer esto, la jerarquía eclesiástica no hubiese tenido tiempo
todavía de quitarme de en medio, proclamaría como Esteban, antes de morir,
que "Dios no habita en edificios construidos por mano de hombres",
desacralizando el cristianismo, convertido tristemente en una religión más, con
clero, templos y cultos, en contra de la voluntad de Jesús, un laico en
desacuerdo con el templo de Jerusalén, cuya destrucción anunció,
precisamente, por seguir la línea profética de Jeremías que lo había
identificado como "una cueva de bandidos" (Mt 21,13; cf. Jer 7,11). Menudo
piropo.
(continuará...)

Por: Jesús Pelaez 

domingo, 23 de junio de 2013

Un Dios de y en la historia

Por. Glen Aráuz, OSA

Cuando en nuestro tiempo todo pareciera tener su respuesta, nos damos cuenta que no es así; sopesamos con muchas otras cosas y situaciones que no la tienen. Esas cosas tan comunes y tan propias de la vida, del “vaivén”  de cada día, dolor, el estar expuestos al fracaso; para otros la incertidumbre del mañana, o como lo expresaba Rubén Darío en su poema Lo Fatal: “no saber a dónde vamos ni de dónde venimos”,  situaciones todas estas, del diario vivir, ciertamente que son poco fáciles de dar una respuesta. Pero estas “cosas” de la vida no son de hoy, ha sido y seguirán siendo de “toda la vida”. Si la “actitud religiosa”, Dios, el cumplimiento de prácticas y preceptos, cobran un sentido, ese no es para hacer de calmante o de sopor; o de un “distractor” somnífero que haga olvidarse de ellas. Esto queda más que  constatado en la lectura del profeta Zacarías que se nos propone este domingo. 

La “experiencia” de Dios que Israel posee después de  haber padecido a carne viva la catástrofe del destierro no es la experiencia de “otra realidad” y mucho menos de “otro mundo”. Las zarandeadas y reveces históricos que le ha tocado vivir al Israel toman sentido desde una esperanza y desde una “certeza” que no arraigan en evasiones existenciales. Todo  lo contrario. La lectura que hace de su historia, tal como se ve reflejado en el texto de Zacarías, -con sus complejidades y tormentos- capta de una vez por todas que en verdad Dios actúa. Así como se ha visto cargado de imposibles tempestivos; allí, en esos escollos, es donde tiene lugar la manifestación  y la promesa de Dios. Si es cierto eso de que, para avivar la esperanza es preciso antes tocar fondo en la desesperación que nos lo diga la historia del pueblo de Israel, y como la de él la historia de muchos pueblos, grupos, hombres y mujeres. Desde ese “lugar”, Israel acrecienta su “teología”. Desde luego no es una visión pesimista de la historia; es más bien el reflejo de la realidad con todos sus ajetreos en donde tiene lugar la acción de aquel Dios clemente y misericordioso. La prueba no es el triunfalismo o colocarse sobre otros; la prueba de que Dios actúa es que, por muy controvertida que sea la historia, la esperanza siempre tiene sitio, Dios abre caminos donde no los hay.
Diríamos que lo mismo nos encontramos reflejado, también, en la perícopa evangélica. Es desde luego inexplicable sumamente la fortaleza en la fe, la apertura a una nueva acción de Dios y la disposición a seguir sus designios que necesitaron los primeros cristianos para anunciar al Jesús terreno y crucificado nada menos que como el “mesías”. Evidentemente que aquello significó una inversión de todos los valores, el abandono a todas las ideas religiosas habituales como la que se cifra en la respuesta de Pedro. Nuevamente nos encontramos en el horizonte de la fe bíblica; lleno del realismo que no escapa ni es ajeno a la existencia y a sus avatares.

Ciertamente el cristianismo no es una “religión de respuestas y soluciones”. Los cristianos no tenemos amuletos para sortear obstáculos… Lo que nos encontramos en el evangelio de hoy es el acto de fe de una comunidad, de hombres y mujeres del común de los mortales, que transidos de una honda “experiencia religiosa”, se abren nuevas vías que abandonan las sendas trilladas del triunfalismo y del sensacionalismo. A pesar de lo horroroso y calamitoso que supone el sufrimiento y la misma muerte, los primeros cristianos comprobaron  en Jesús y en su trágico destino que Dios y actúa de modo diferente a lo que suponen la sabiduría y religiosidad humanas. Seguro que no fue fácil decir sí a este camino de Dios.

Desde aquí podemos pensar que estar sujetos  a formas religiosas que no hacen más que construir un telón de fondo, sin que estas influyan en las decisiones concretas e importantes de la vida, no tiene sentido alguno.  Ante una evidente “esquizofrenia religiosa” que cunde en los ámbitos de las religiones, el texto de Zacarías y el evangelio que resuenan en  este domingo son una crítica acelerada. Cuando la fe es vivida de forma lejana de la existencia, después de todo resulta algo existencialmente vacío, sin sentido, sin respuestas y sin opciones. Sería muy seductor ponerse a hablar de Jesús de manera distinta ha como lo hacen los evangelios; decir de Él: es el mayor de los genios, el mayor de los educadores, el rey de reyes, etc.… Jesús nos muestra a un Dios “que se moja”; no ajeno al dolor. Un Dios que del dolor de las víctimas y crucificados sabe sacar victorias.

Como Jesús, hoy también sus seguidores estamos invitados a profundizar en el plan de Dios en función de nuestras realidades, y a descubrir en ellas su realización y su esperanza.


sábado, 22 de junio de 2013

Francisco, a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
(Extractos del discurso)

Desde la sencillez que le ha caracterizado desde un inicio cuando apareció por vez primera, pero con esa profunda sensibilidad y realismo, a lo que se suma el toque de acierto, el Papa Francisco, en el discurso que ha dirigido a los participantes en la 38 conferencia de la FAO ha puesto la atención sobre aspectos que de plano en no pocas ocasiones se  vuelven trillados y hasta se trivializan.

Las paradojas del problema
Las iniciativas y las soluciones posibles son muchas y no se limitan al aumento de la producción. Es bien sabido que la producción actual es suficiente y, sin embargo, hay millones de personas que sufren y mueren de hambre: esto, queridos amigos, constituye un verdadero escándalo. Es necesario, pues, encontrar la manera de que todos puedan beneficiarse de los frutos de la tierra, no sólo para evitar que aumente la diferencia entre los que más tienen y los que tienen que conformarse con las migajas, sino también, y sobre todo, por una exigencia de justicia, equidad y respeto a todo ser humano.

El ineludible valor de la comunidad

La situación que estamos viviendo, aunque esté directamente relacionada con factores financieros y económicos, es también consecuencia de una crisis de convicciones y valores, incluidos los que son el fundamento de la vida internacional. Este es un marco que requiere emprender una consciente y seria obra de reconstrucción, que incumbe también a la FAO. Y quiero evidenciar, quiero señalar la palabra: obra de reconstrucción. Pienso en la reforma iniciada para garantizar una gestión más funcional, transparente y ecuánime. Es un hecho ciertamente positivo, pero toda auténtica reforma consiste en tomar mayor conciencia de la responsabilidad de cada uno, reconociendo que el propio destino está ligado al de los otros. Los hombres no son islas, somos comunidad. Pienso en aquel episodio del Evangelio, por todos conocido, en el que un samaritano socorre a quien está necesitado. No lo hace como un gesto de caridad o porque dispone de dinero, sino para hacerse uno con aquel a quien ayuda: quiere compartir su suerte. En efecto, tras haber dejado dinero para curar al herido, anuncia que volverá a visitarlo para cerciorarse de su curación. No se trata de mera compasión o tal vez de una invitación a compartir o a favorecer una reconciliación que supere las adversidades y las contraposiciones. Significa más bien estar dispuestos a compartirlo todo y a decidirse a ser buenos samaritanos, en vez de personas indiferentes ante las necesidades de los demás.

Persona y dignidad humana: el riesgo de una abstracción
La persona y la dignidad humana corren el riesgo de convertirse en una abstracción ante cuestiones como el uso de la fuerza, la guerra, la desnutrición, la marginación, la violencia, la violación de las libertades fundamentales o la especulación financiera, que en este momento condiciona el precio de los alimentos, tratándolos como cualquier otra mercancía y olvidando su destino primario. Nuestro cometido consiste en proponer de nuevo, en el contexto internacional actual, la persona y la dignidad humana no como un simple reclamo, sino más bien como los pilares sobre los cuales construir reglas compartidas y estructuras que, superando el pragmatismo o el mero dato técnico, sean capaces de eliminar las divisiones y colmar las diferencias existentes. En este sentido, es necesario contraponerse a los intereses económicos miopes y a la lógica del poder de unos pocos, que excluyen a la mayoría de la población mundial y generan pobreza y marginación, causando disgregación en la sociedad, así como combatir esa corrupción que produce privilegios para algunos e injusticias para muchos.

viernes, 21 de junio de 2013

Ser radicalmente pobre para ser plenamente humano
(continuación del artículo anterior)
Por: Leonardo Boff


La pobreza no consiste en no tener, sino en la capacidad de dar y volver a dar hasta expropiarse de todo. No es un camino ascético, sino la mediación para una excelencia incomparable: la identificación con Cristo pobre y con los pobres con los cuales estableció una relación de fraternidad.


Francisco había intuido que las posesiones se interponen entre las personas, impidiendo que se miren a los ojos y que el corazón hable al corazón. Los intereses son lo que se encuentra entre (inter-esse) las personas y lo que crea obstáculos a la fraternidad. La pobreza es el esfuerzo continuo para eliminar las posesiones e intereses de cualquier tipo para que de ahí resulte la fraternidad verdadera. Ser radicalmente pobre para ser plenamente hermano, este es el proyecto de Francisco, de ahí la importancia de la pobreza radical.


Cierto es que la pobreza así de extrema era pesada y dura. Nadie vive solo de mística. La existencia en el cuerpo y el mundo plantea demandas que no pueden ser falsificadas. ¿Cómo humanizar la deshumanización real que comporta este tipo de pobreza? Las fuentes de la época dan testimonio de que los hermanos parecían "homines silvestres (salvajes) que comen muy poco, van descalzos y visten con los peores vestidos". Pero, para sorpresa de todos, dicen que nunca pierden la alegría y el buen humor.


En este contexto de pobreza extrema Francisco da valor a la fraternidad. La pobreza de cada uno es un reto para el otro, para cuidar de él y proporcionarle, mediante la limosna o el trabajo, lo mínimo necesario, darle cobijo y seguridad. Con esto el tener es sustituido en su pretensión de dar seguridad y humanización. Francisco quiere que cada fraile cumpla con la misión de madre para con otro, ya que las madres saben cómo cuidar, especialmente a los enfermos. Sólo el cuidado recíproco humaniza la existencia como lo mostró M. Heidegger en su Ser y Tiempo. Para quienes vivían totalmente desprotegidos, la fraternidad significaba efectivamente todo. El biógrafo Tomás de Celano describe la alegría y el gozo en medio de su pobreza severa. Escribía: "llenos de saudades trataban de encontrarse y estaban felices cuando podían estar juntos, el alejamiento era doloroso, la partida amarga, la separación triste". El despojamiento total les abría al disfrute de las bellezas del mundo, pues no las querían tener, solo saborear. 


Muchas lecciones podrían extraerse de esta aventura espiritual. Quedémonos con una: para Francisco las relaciones humanas deben construirse siempre a partir de los que no son y no tienen la visión de los poderosos. Deben ser abrazados como hermanos. Sólo una fraternidad que viene desde abajo y desde ahí engloba a todos los demás, es verdaderamente humana y tiene sostenibilidad. La Iglesia, tal como la tenemos hoy, nunca será como los pobres. Pero puede ser para y con los pobres, como la sueña el Papa Francisco.




jueves, 20 de junio de 2013

Ser radicalmente pobre para ser plenamente hermano



Por: Leonardo Boff
  Una de las primeras cosas que dijo el Papa Francisco fue “cómo me gustaría una Iglesia pobre para los pobres”. Este objetivo está en consonancia con el espíritu de San Francisco, llamado el Poverello, el Pobrecito de Asís. Él no pretendió gestar una Iglesia pobre para los pobres, pues no era realizable bajo el régimen de cristiandad donde la Iglesia tenía todo el poder, pero creó en torno suyo un movimiento y una comunidad de pobres con los pobres y como los pobres.


En cuanto a la extracción de clase, Francisco pertenecía a la próspera burguesía local. Su padre era un rico comerciante de telas. De joven lideraba un grupo de amigos bohemios ̶ jeunesse dorée ̶ que vivía de fiesta en fiesta y cantaba a los juglares del sur de Francia. De adulto sufrió una fuerte crisis existencial. Desde dentro de esa crisis surgió en él una inexplicable misericordia y amor a los pobres, especialmente a los leprosos, incomunicados, en las afueras de la ciudad. Abandonó la familia y los negocios, asumió la pobreza evangélica radical y se fue a vivir con los leprosos. Jesús pobre y crucificado y los pobres reales fueron los móviles de su cambio de vida. Pasó dos años en oración y penitencia, hasta que interiormente escuchó una llamada del Crucificado: "Francisco, vete y repara mi Iglesia que está en ruinas".


Le costó entender que no se trataba de algo material, sino de una misión espiritual. Se fue por los caminos predicando en los burgos el evangelio en lengua popular. Y lo hacía con tanta alegría, "grazie" y fuerza de convicción que fascinó a algunos de sus antiguos compañeros. En 1209 consiguió que el Papa Inocencio III aprobase su "locura" evangélica. Comenzaba el movimiento franciscano que en menos de veinte años tendría más de cinco mil seguidores.

 Cuatro ejes estructuran el movimiento: el amor apasionado a Cristo crucificado, el amor tierno y fraterno a los pobres, la "señora dama pobreza", sencillez genuina y gran humildad.


Dejando a un lado los otros ejes, intentemos entender cómo Francisco vio y vivió con los pobres. No hizo nada para los pobres (algún lazareto u obra asistencial), pero hizo mucho por los pobres, pues los incluía en la predicación del evangelio y cuando podía estaba con ellos, pero hizo más: vivió como los pobres. Asumió su vida, sus costumbres, los besaba, limpiaba sus heridas y comía con ellos. Se hizo un pobre entre los pobres. Y si encontraba a alguien más pobre que él, le daba parte de su ropa para ser realmente el más pobres de los pobres.



miércoles, 19 de junio de 2013

La situación actual de la teología (y de los teólogos) en España


Por : Federico  Pastor Ramos. 

Publicado en Alandar nº272

 No es cuestión de hacer historia de la teología en nuestro país. Pero, salvo hasta después del Concilio, la teología española de los últimos siglos no destacó prácticamente en nada, si no es en su tradicionalismo y cerrazón, talante clerical y conservador, lejana de los ambientes sociales modernos. Las causas son múltiples y hasta se podrían señalar algunas excepciones, o señalar factores que influyeron en la evolución posterior, pero ya he dicho que no se trata de hacer historia más o menos antigua. En general, creo que se puede aceptar el diagnóstico señalado y me parece que no pocos de los que estudiamos y leímos teología hace cuarenta y cincuenta años –o más– coincidirán en él.
La situación comenzó a cambiar y de hecho cambió radicalmente en los años sesenta y décadas posteriores. Probablemente hubo pocos lugares donde el aire renovador del Concilio se hiciera sentir tanto como en el panorama teológico español. Y de esa renovación todavía seguimos viviendo en una buena parte.
Hoy en día puede afirmarse que la teología de este país no se diferencia gran cosa de la del resto de Europa occidental. Y no es que ello sea lo más importante, pero vale la pena señalarlo. Porque es uno de los variados campos en que el secular –y no siempre injustificado– complejo de inferioridad español se ha superado.
Hay campos teológicos en que el nivel científico, de investigación y aun de publicaciones teológicas en España es excelente. Me refiero a los estudios bíblicos, como es patente, por ejemplo, en las reuniones anuales de la Asociación Bíblica Española y en las colecciones de libros publicados bajo sus auspicios. Y de modo muy especial en los relativos al midrás o tárgum. En los otros campos, fundamental, sistemática, moral, pastoral, etc. la producción hispana es también apreciable. El talante es, siempre en términos generales, serio y abierto a los nuevos métodos, si bien la dependencia del exterior todavía es considerable y una gran parte de lo que se produce sea más pastoral que investigación propiamente dicha.
En ciertos sectores de la teología española se percibe en los últimos años un cierto repunte de la mentalidad conservadora, pero sin caer en exageraciones más propias del pasado remoto. También en términos generales, algunas posibles limitaciones de la producción teológica española son el que no haya logrado todavía una identidad propia, tipo, para entendernos, la que logró la Teología de la Liberación y que tampoco tenga una concepción y lenguaje adecuados a la realidad sociológica española, en gran medida laica o laicista o conservadora y tradicional, según sectores.
A mi modo de ver los problemas de la teología española en la actualidad están no en sí misma, sino en su entorno. Comenzando por lo más externo, aunque haya una cierta presencia de lo teológico en los medios de comunicación, no se puede decir que sea muy relevante. Lo cual ha sido desde siempre una característica muy española. Pues, unido a ese hecho, hay que destacar la poca relevancia y estima sociales de la teología, aunque pueda ser que se haya mejorado un tanto si comparamos con otras épocas. Pero estamos muy lejos de, por poner un ejemplo típico, la importancia que tiene la teología en una sociedad como la alemana.
Pero lo más preocupante quizá ocurra de puertas adentro de la Iglesia. También aquí hay poca estima y aprecio de la laborteológica y aun de la importancia de enseñar una buena teología a los candidatos –¡escasos, por cierto!– al sacerdocio, como muestra la creciente dispersión, y consiguiente empeoramiento, de los centros de enseñanza y el abandono de las Facultades de Teología.


Cuando no se da indiferencia ante el trabajo teológico es para caer en sospechas o censuras, como pudo verse en los casos de Pagola y Masiá, si bien nadie se atreve en la actualidad a emitir condenas o excomuniones que sería prácticamente ridículas e inoperantes en el ambiente actual. En ese sentido hay más libertad, pero no por convencimiento sino por lejanía. En resumen, no está mal hoy en día la teología en España, pero tiene muchos puntos en que tanto ella, como sus alrededores, han de mejorar.

martes, 18 de junio de 2013

"Soplo de monataña..."
Por: Glen Aráuz, OSA

Para muchos, la poesía es aún un "mundo desconocido". Tan antiguo, pero no lo suficientemente explorado. Muchos piensan que se trata sólo de lo impensable,  de lo fantasioso y hasta onírico. En parte hay una presencia de esos elementos; pero de ningún modo la poesía se reduce a ellos. 
Si al lector que lee un poema se le descubre un "mundo", cómo será para aquel que lo escribe... 
En la poesía hispanoamericana, contamos con grandes exponentes. Sus obras son el mejor testimonio de ello: expresión de belleza y del gran acervo que se esconde tras ella. Rubén Darío, poeta nicaragüense, es uno de ellos; conocido en el "mundo poético" como "Príncipe de las letras castellanas". Más allá de su título, tenemos un hombre de mundo, humano como todos, con sus problemas y encausado en sus circunstancias vitales. Aunque atraído por el interés y conocimiento de la mitología y por el cosmopolitismo que aflora en sus obras; ello no es coto para poner a la luz la carga crítica que se desvela en muchos de sus múltiples y variados poemas. La composición poética que hoy tenemos el gusto de presentar es, sin duda, uno de los mejores poemas de Darío; a través de unos versos que transparentan elegancia y birllo, dibuja el croquis de la "figura del potea". El poeta debe ser "boca de la verdad"; sin miedo...


A UN POETA
Nada más triste que un titán que llora,
Hombre-montaña encadenado a un lirio,
Que gime fuerte, que pujante implora:
Víctima propia en su fatal martirio.

Hércules loco que a los pies de Onfalia
La clava deja y el luchar rehusa,
Héroe que calza femenil sandalia,
Vate que olvida a la vibrante musa.

¡Quién desquijara los robustos leones,
Hilando esclavo con la débil rueca;
Sin labor, sin empuje, sin acciones;
Puños de fierro y áspera muñeca!

No es tal poeta para hollar alfombras 
Por donde triunfan femeniles danzas:
Que vibre rayos para herir las sombras,
Que escriba versos que parezcan lanzas.

Relampagueando la soberbia estrofa,
Su surco deje de esplendente lumbre,
Y el pantano de escándalo y de mofa 
Que no lo vea el águila en su cumbre.

Bravo soldado con su casco de oro 
Lance el dardo que quema y que desgarra,
Que embiste rudo como embiste el toro,
Que clave firme, como el león, la garra.

Cante valiente y al cantar trabaje;
Que ofrezca robles si se juzga monte;
Que su idea, en el mal rompa y desgaje 
Como en la selva virgen el bisonte.

Que lo que diga la inspirada boca 
Suene en el pueblo con palabra extraña;
Ruido de oleaje al azotar la roca,
Voz de caverna y soplo de montaña.

Deje Sansón de Dalila el regazo:
Dalila engaña y corta los cabellos.
No pierda el fuerte el rayo de su brazo 
Por ser esclavo de unos ojos bellos.


lunes, 17 de junio de 2013

La dimensión de lo profundo: el espíritu y la espiritualidad



 

Por: Leonardo Boff

El ser humano no posee solamente exterioridad, que es su expresión corporal. Ni solo interioridad, que es su universo psíquico interior. Está dotado también deprofundidad, que es su dimensión espiritual.
El espíritu no es una parte del ser humano al lado de otras. Es el ser humano entero, que por su conciencia se descubre perteneciendo a un Todo y como porción integrante de él. Por el espíritu tenemos la capacidad de ir más allá de las meras apariencias, de lo que vemos, escuchamos, pensamos y amamos. Podemos aprehender el otro lado de las cosas, su profundidad. Las cosas no son solo ‘cosas’. El espíritu capta en ellas símbolos y metáforas de otra realidad, presente en ellas pero no circunscrita a ellas, pues las desborda por todos los lados. Ellas recuerdan, apuntan y remiten a otra dimensión, que llamamos profundidad.
Así, una montaña no es solamente una montaña. Por el hecho de ser montaña trasmite el sentido de majestad. El mar evoca la grandiosidad, el cielo estrellado, la inmensidad, los surcos profundos del rostro de un anciano, la dura lucha por la vida y los ojos brillantes de un niño, el misterio de la vida.
Es propio del ser humano, portador de espíritu, percibir valores y significados y no solo enumerar hechos y acciones. En efecto, lo que realmente cuenta para las personas no son tanto las cosas que les pasan sino lo que ellas significan para su vida y qué tipo de experiencias que marcan, les proporcionaron.
Todo lo que sucede porta existencialmente un carácter simbólico, o podemos decir hasta sacramental. Ya observaba finamente Goethe: «Todo lo que es pasajero no es sino una señal» (Alles Vergängliche ist nur ein Zeichen). Es propio de la señal-sacramento hacer presente un sentido mayor, trascendente, realizarlo en la persona y hacerlo objeto de experiencia. En este sentido, todo evento nos recuerda aquello que vivenciamos y nutre nuestra profundidad.
Por eso llenamos nuestros hogares con fotos y objetos amados de nuestros padres, abuelos, familiares y amigos; de todos aquellos que entran en nuestras vidas y que tienen significado para nosotros. Puede ser la última camisa usada por el padre, que murió de un infarto fulminante con solo 54 años, el peine de madera de la abuela querida que murió hace años, la hoja seca dentro de un libro enviada por el enamorado lleno de saudades. Estas cosas no son sólo objetos; son sacramentos que hablan a nuestra profundidad, nos recuerdan a personas amadas o acontecimientos significativos para nuestras vidas.
El espíritu nos permite hacer una experiencia de no dualidad, muy bien descrita por el zen budismo. «Tú eres el mundo, eres el todo» dicen los Upanishad de la India mientras el gurú señala hacia el universo. O « tú eres todo», como dicen muchos yoguis. «El Reino de Dios (Malkuta d’Alaha o ‘los Principios Guías de Todo’) está dentro de vosotros», proclamó Jesús. Estas afirmaciones nos remiten a una experiencia viva más que a una simple doctrina.
La experiencia de base es que estamos ligados y religados (la raíz de la palabra ‘religión’) unos a otros y todos a la Fuente Originaria. Un hilo de energía, de vida y de sentido pasa por todos los seres volviéndolos un cosmos en vez de un caos, sinfonía en vez de cacofonía. Blas Pascal, que además de genial matemático era también místico, dijo incisivamente: «El corazón es el que siente a Dios, no la razón» (Pensées, frag. 277). Este tipo de experiencia transfigura todo. Todo queda impregnado de veneración y unción.
Las religiones viven de esta experiencia espiritual. Son posteriores a ella. La articulan en doctrinas, ritos, celebraciones y caminos éticos y espirituales. Su función primordial es crear y ofrecer las condiciones necesarias para permitir a todas las personas y comunidades sumergirse en la realidad divina y alcanzar una experiencia personal del Espíritu Creador. Lamentablemente muchas de ellas han enfermado de fundamentalismo y doctrinalismo que dificultan la experiencia espiritual.
Esta experiencia, precisamente por ser experiencia y no doctrina, irradia serenidad y profunda paz, acompañada de ausencia de miedo. Nos sentimos amados, abrazados y acogidos en el Seno Divino. Lo que nos sucede, nos sucede en su amor. La misma muerte no nos da miedo, la asumimos como parte de la vida y como el gran momento alquímico de transformación que nos permite estar verdaderamente en el Todo, en el corazón de Dios. Necesitamos pasar por la muerte para vivir más y mejor.

domingo, 16 de junio de 2013

MÁS ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL

Enrique Martinez Lozano


Sobre el tema de la unción de Jesús, Lucas reconstruye un relato un tanto diferente al de los otros evangelistas (Mc 14,3-9; Mt 26,6-13; Jn 12,1-8). 
Si en los otros, la mujer representa el modelo de discípulo que unge a Jesús, aceptando su muerte en la certeza de su resurrección, Lucas, en cambio, utiliza
el relato para mostrar la compasión de Jesús en forma de perdón y de denuncia del fariseísmo religioso.
Los fariseos –de entonces y de ahora- creen tener muy clara la línea divisoria entre “buenos” y “malos, “justos” y “pecadores”, sin advertir que se trata únicamente de etiquetas mentales completamente relativas. 
De un modo similar a como el ego discrimina todo lo que ocurre en “positivo” o “negativo”, el fariseísmo religioso establece fronteras tajantes entre Lo que busca con ello –quizás inadvertida o inconscientemente- no es otra cosa que afianzar su propia imagen idealizada, al colocarse en el bando de los “justos”, y asegurar su propio modo –conservador- de ver las cosas. De esa manera, consigue dos propósitos vitales para el ego: afirmar su superioridad y sentirse seguro en el sistema establecido. 
Sin embargo, tal actitud incurre en un doble engaño. Por un lado, olvida que la línea divisoria entre el bien y el mal no se halla fuera, sino que pasa por el corazón de cada uno de nosotros. En todos nosotros conviven el “bien” y el “mal”, la luz y la sombra. No es casual que sea justamente el fariseo el que desconozca su propia sombra –tal como pone de relieve otra sabia y bella parábola de Jesús-, lo que le impide bajar a su casa “reconciliado” (Lc 18,9-14): una parábola que el maestro de Nazaret dirige a quienes “presumían de ser hombres de bien y despreciaban a los demás”.
El segundo engaño es aún de mayor hondura, al pretender que “bien” y “mal” se corresponda a lo que nuestra mente piensa sobre ello, en un relativismo que parece pasar inadvertido justamente a quienes se jactan de poseer la verdad y denuncian posturas relativistas en los demás. 
Las etiquetas sobre lo “bueno” y lo “malo” –tal como queda patente en el relato que estamos comentando- son absolutamente relativas, porque dependen de condicionamientos de todo tipo (sociales, culturales, religiosos…). 
De ahí que lo que es “bueno” en una cultura sea visto como “malo” en otra. 
Para el fariseo, la mujer que se acerca a Jesús es “pecadora”, y el propio Jesús 
le parece un falso profeta porque no hace “lo que se supone” que debería hacer. Jesús, por el contrario, va más allá de etiquetas y convenciones y supera el relativismo de las nociones culturales y religiosas, al ver y vivir todo desde el amor.
Ahora bien, la actitud de Jesús solo es posible cuando tomamos distancia del ego –y de sus etiquetas- y nos situamos como cauce o canal limpio, a través del cual brotará la actitud y la acción adecuada, que quizás nos sorprenda incluso a nosotros mismos. Actitud y acción que nacen de la Sabiduría o Consciencia que trasciende todos nuestros prejuicios.


sábado, 15 de junio de 2013

viernes, 14 de junio de 2013


BRINDEMOS POR LA VIDA

¿Alegría o tristeza?

A menudo nos surge un abanico de colores en estados emocionales que, unas veces no podemos evitar, y otros, nos instalamos durante tiempo en lo más cómodo. Pero, podemos elegir en qué tono queremos vivir la mayoría del tiempo que vivimos y esto sólo lo ...DECIDES TÚ

Este blog, no celebra hoy su aniversario, tan sólo comenzamos hace 5 meses, pero quiere celebrar con tod@s vosotr@s su tiempo, en este espacio concreto que creamos entre los que nos visitáis; y animaros a que nos animéis con vuestro diálogo, pues sólo así tendremos más VIDA.

Mandamos un gran abrazo a las buenas gentes de EE.UU. , Rusia, Canadá, América Latina, Alemania, India, Indonesia, Vietnam, Países Bajos, Ucrania, Italia ...y España, desde donde hemos comenzado esta andadura. Esperamos que sigáis visitándonos, divulgando este espacio abierto intercultural e interreligioso.  Nos gustaría que ayudéis desde vuestra tierra a que se produzca una transformación de nuestro mundo. Una transformación que sea buena noticia, renovadora, que haga creernos que es posible.
Como todas las cosas grandes que ocurren, son "a poquitos", y empezando por nosotr@s mism@s. Sin grandes espectáculos, pero paso a paso, de forma sencilla pero firme.

Creemos estar en las entrañas de un Dios que acoge al mundo con amor, y es desde esa Presencia que sentimos compartida, desde la que nos atrevemos a publicar lo que veis y lo que nos llega de vosotr@s para conocernos más y enriquecernos. De tod@s depende que podamos compartir la variedad de nuestro mundo.

Nos encantaría poder publicar cosas de vuestros países, cultura, religión, idioma, música, experiencias..., ya sabéis que tenéis una dirección publicada en la "Presentación" del día 14 de Febrero en el blog. Queremos saber qué creéis, qué pensáis de los temas que os proponemos. En definitiva, qué os gustaría transformar, qué signos de diálogo veis a vuestro alrededor, por qué o por quién brindamos.

Como habéis podido ver durante este tiempo, el grupo musical Macaco nos gusta especialmente. La razón no es otra que las temáticas de sus canciones sociales, multiraciales,...encontramos que es un grupo pluricultural unido en buenas causas que intentan una mejor humanidad, es por eso que nos sentimos identificados con su música, pero nos gusta la variedad. ¡Mandarnos música de vuestros países para conocerla!

Por último, deciros que "tierra de diálogos" desea brindar con vosotr@s y por vosotr@s. Desea llegar a todos los pueblos con vuestra colaboración para que se produzca diálogo en un mundo que parece a veces roto, pero en el que ponemos nuestro empeño y nuestra fe, en encontrar los puntos de unión que sabemos tenemos. No queremos conformarnos con el "siempre fue así", el pesimismo.
Queremos ser hombres y mujeres de nuestra época, queremos aprender de la historia para no repetir errores pasados; apostamos por un intercambio generacional, no excluyente, que permita construir un presente y futuro mejor, con una mirada despierta en el "aquí y ahora", una mirada de bondad.

"Brindo por ti y por cuantos nacen en tus sueños; y por aquellos que creen que nuestro mundo es "tierra de dia-logos"





La redacción del blog

¿Qué tal si mandáis un saludo en otra lengua ?



jueves, 13 de junio de 2013



 DE LAS UPANISADS (Kena Upanisad I,5-9)





“Lo que no puede expresarse en palabras y sin embargo es por lo que las 
palabras se expresan, sabe que eso es en verdad el Absoluto y no lo que las gentes adoran. 

Lo que no se puede pensar con el pensamiento y sin embargo es por lo que 
el pensamiento piensa, sabe que eso es en verdad el Absoluto y no lo que las gentes adoran. 

Lo que no se puede ver con los ojos y sin embargo es por lo que los ojos ven, 
sabe que eso es en verdad el Absoluto y no lo que las gentes adoran. 

Lo que no se puede oír con el oído y sin embargo es por lo que el oído oye, sabe 
que eso es en verdad el Absoluto y no lo que las gentes adoran. 

Lo que no se puede respirar con el aliento de la vida y sin embargo es por lo 
que ese aliento respira, sabe que eso es en verdad el Absoluto y no lo que las gentes adoran”.