miércoles, 19 de junio de 2013

La situación actual de la teología (y de los teólogos) en España


Por : Federico  Pastor Ramos. 

Publicado en Alandar nº272

 No es cuestión de hacer historia de la teología en nuestro país. Pero, salvo hasta después del Concilio, la teología española de los últimos siglos no destacó prácticamente en nada, si no es en su tradicionalismo y cerrazón, talante clerical y conservador, lejana de los ambientes sociales modernos. Las causas son múltiples y hasta se podrían señalar algunas excepciones, o señalar factores que influyeron en la evolución posterior, pero ya he dicho que no se trata de hacer historia más o menos antigua. En general, creo que se puede aceptar el diagnóstico señalado y me parece que no pocos de los que estudiamos y leímos teología hace cuarenta y cincuenta años –o más– coincidirán en él.
La situación comenzó a cambiar y de hecho cambió radicalmente en los años sesenta y décadas posteriores. Probablemente hubo pocos lugares donde el aire renovador del Concilio se hiciera sentir tanto como en el panorama teológico español. Y de esa renovación todavía seguimos viviendo en una buena parte.
Hoy en día puede afirmarse que la teología de este país no se diferencia gran cosa de la del resto de Europa occidental. Y no es que ello sea lo más importante, pero vale la pena señalarlo. Porque es uno de los variados campos en que el secular –y no siempre injustificado– complejo de inferioridad español se ha superado.
Hay campos teológicos en que el nivel científico, de investigación y aun de publicaciones teológicas en España es excelente. Me refiero a los estudios bíblicos, como es patente, por ejemplo, en las reuniones anuales de la Asociación Bíblica Española y en las colecciones de libros publicados bajo sus auspicios. Y de modo muy especial en los relativos al midrás o tárgum. En los otros campos, fundamental, sistemática, moral, pastoral, etc. la producción hispana es también apreciable. El talante es, siempre en términos generales, serio y abierto a los nuevos métodos, si bien la dependencia del exterior todavía es considerable y una gran parte de lo que se produce sea más pastoral que investigación propiamente dicha.
En ciertos sectores de la teología española se percibe en los últimos años un cierto repunte de la mentalidad conservadora, pero sin caer en exageraciones más propias del pasado remoto. También en términos generales, algunas posibles limitaciones de la producción teológica española son el que no haya logrado todavía una identidad propia, tipo, para entendernos, la que logró la Teología de la Liberación y que tampoco tenga una concepción y lenguaje adecuados a la realidad sociológica española, en gran medida laica o laicista o conservadora y tradicional, según sectores.
A mi modo de ver los problemas de la teología española en la actualidad están no en sí misma, sino en su entorno. Comenzando por lo más externo, aunque haya una cierta presencia de lo teológico en los medios de comunicación, no se puede decir que sea muy relevante. Lo cual ha sido desde siempre una característica muy española. Pues, unido a ese hecho, hay que destacar la poca relevancia y estima sociales de la teología, aunque pueda ser que se haya mejorado un tanto si comparamos con otras épocas. Pero estamos muy lejos de, por poner un ejemplo típico, la importancia que tiene la teología en una sociedad como la alemana.
Pero lo más preocupante quizá ocurra de puertas adentro de la Iglesia. También aquí hay poca estima y aprecio de la laborteológica y aun de la importancia de enseñar una buena teología a los candidatos –¡escasos, por cierto!– al sacerdocio, como muestra la creciente dispersión, y consiguiente empeoramiento, de los centros de enseñanza y el abandono de las Facultades de Teología.


Cuando no se da indiferencia ante el trabajo teológico es para caer en sospechas o censuras, como pudo verse en los casos de Pagola y Masiá, si bien nadie se atreve en la actualidad a emitir condenas o excomuniones que sería prácticamente ridículas e inoperantes en el ambiente actual. En ese sentido hay más libertad, pero no por convencimiento sino por lejanía. En resumen, no está mal hoy en día la teología en España, pero tiene muchos puntos en que tanto ella, como sus alrededores, han de mejorar.

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