“Para expresar gráficamente el deseo de
Jesús, el evangelista Lucas describe su partida de este mundo de manera
sorprendente: Jesús vuelve al Padre levantando sus manos y bendiciendo a sus
discípulos. Es su último gesto. Jesús entra en el misterio
insondable de Dios y sobre el mundo desciende su bendición.
A los cristianos se nos ha olvidado que somos portadores de la
bendición de Jesús. Nuestra primera tarea
es ser testigos de la Bondad de Dios. Mantener viva la esperanza. No rendirnos
ante el mal. Este mundo que parece un “infierno maldito” no está perdido. Dios
lo mira con ternura y compasión.
También hoy
es posible buscar el bien, hacer el bien, difundir el bien. Es posible trabajar
por un mundo más humano y un estilo de vida más sano. Podemos ser más
solidarios y menos egoístas. Más austeros y menos esclavos del dinero. La misma crisis económica nos
puede empujar a buscar una sociedad menos corrupta.
En la Iglesia de Jesús hemos olvidado que lo primero es promover
una “pastoral de la bondad”. Nos hemos de sentir
testigos y profetas de ese Jesús que pasó su vida sembrando gestos y palabras
de bondad. Así despertó en las gentes de Galilea la esperanza en un Dios
Salvador. Jesús es una bendición y la gente lo tiene que conocer.”
José Antonio Pagola
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