EL YO
El coro estaba haciendo su último ensayo en medio de un estruendo de todos los demonios, porque los tramoyistas y los técnicos estaban dando los últimos toques para poner a punto el escenario.
Pero, cuando un tipo se puso a dar unos martillazos que producían un estrépito verdaderamente insoportable, el director del coro interrumpió el canto y se le quedó mirando suplicante.
"No se interrumpa por mí, señor director", dijo alegremente el del martillo, "no me molestan".
EL YO SIEMPRE IMPIDE VER MÁS ALLÁ
Si engordamos el yo, no descubriremos nunca quienes somos de verdad. El yo o los "yoes", siempre pelean para salir por encima de todos y de ti mismo.Siempre tendrá razón porque se queda en la mente.
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