jueves, 2 de mayo de 2013

CONVERSACIONES CON TERESA FORCADES: "EN LA IGLESIA [CATÓLICA] SE PALPAN EL CLERICALISMO INSTITUCIONALIZADO Y LA MISOGINIA ESTRUCTURAL"

Teresa ForcadesTeresa Forcades, miembro de la comunidad benedictina de Montserrat



¿Cómo te sientes dentro de la Iglesia? ¿Piensas que mucha gente cree que lo mejor que podrías hacer es salirte de esto y llevar una vida civil?
El primer nivel es mi integración en mi comunidad. Esto es lo primero porque es mi día a día. Mi experiencia diaria y cotidiana de lo que significa estar o no integrada en la Iglesia es eso, mi comunidad en la montaña de Montserrat. Por suerte mi comunidad es una comunidad plural, y por tanto no todas me aplauden por lo que yo pienso o por lo que yo hago, pero fue muy significativo que, cuando ocurrió la controversia sobre el aborto y yo hice unas declaraciones, la comunidad se reunió para estudiar el documento que yo pensaba publicar en mi nombre, sin responsabilizar a nadie más; y la abadesa me dijo que más o menos la mitad de la comunidad no estaba de acuerdo con lo que yo exponía en ese documento, y que la otra mitad no lo había entendido, pero que tanto las unas como las otras estaban de acuerdo en que querían una Iglesia en la que cada una pueda decir lo que piensa. Es decir, que todas, hubieran entendido o no el argumento y el por qué de que yo me hubiera manifestado públicamente sobre ese tema, estuvieron de acuerdo en que querían una Iglesia donde las personas se pudieran expresar con la confianza de una familia. Es decir, con el respeto debido pero con la libertad de espíritu de la que los cristianos y cristianas deberíamos ser una antorcha. Se debería ver que nuestra libertad no es sólo teórica o anhelada, sino también ejercida. Que la gente en sus comunidades puede decir lo que piensa, cosa que no se da en muchas universidades o empresas, y no hablemos de partidos políticos. Eso es esencial.

¿Hay límites u opciones para el aborto? ¿Qué opinas del posicionamiento de la Iglesia respecto a eso?
No me parece ni que el aborto sea un derecho (porque no lo tiene que ser, y no tiene entidad para serlo), ni que sea tampoco algo deseable, ni mucho menos baladí. Pero lo que planteo, que es lo que plantean también algunos importantes profesores de bioética, es que el caso del aborto es un contraste entre el principio de la vida (fundamental tanto en la doctrina católica como en los derechos humanos) y el derecho a la libertad o autodeterminación personal (igual de fundamental en la doctrina católica y en los derechos humanos). Eso entra en choque cuando una mujer es violada, por ejemplo, y tiene un embarazo no deseado. Entonces, la dirección o la jurisdicción desde el magisterio católico tiene que tener en cuenta esos dos valores fundamentales. Mi aportación a la reflexión ha sido pensar, sabiendo que estos principios confrontan, si hay algún caso en el que el magisterio católico no tuviera por qué dar siempre prioridad al principio de la vida, sino que pudiera también respetar el de la autodeterminación. Hay un caso: un padre que tuviera un hijo que necesitara un transplante de riñón, y pudiera donárselo él mismo. Hoy en día donar un riñón reduce mucho la esperanza de vida, es decir, que el padre estaría perdiendo en parte su derecho a la vida por ejercer su derecho de disponer de su propio cuerpo (en el caso de que no le donase el riñón a su hijo). Pero estaría también, entonces, vulnerando el derecho a vivir de su hijo. ¿Acaso la Iglesia le excomulgaría por no hacer todo lo posible por que su hijo viva? No. Eso no ocurre. Hay casos en órdenes religiosas en los que alguien ha necesitado un riñón y sus compañeros no se lo han donado. Esto pone sobre la mesa lo que decía Jesús: que es muy fácil cargar los fardos sobre los demás. Por tanto, pienso que nadie debería ser aceptado en una manifestación que llama asesinas a las mujeres que abortan si antes no enseña un certificado que diga que ha dado un riñón por salvar una vida inocente. Hay muchos varones que me han escrito hablando sobre este tema del aborto, diciendo que, si pudieran con su cuerpo salvar una vida inocente, lo harían sin dudarlo. Pues bien, yo les animo a que lo hagan inmediatamente: hay entre 3 mil y 4 mil personas solamente en Estados Unidos (muchos de ellos niños), que cada año mueren porque no pueden obtener un riñón que necesitan.

¿Qué piensas sobre la posibilidad de que haya sacerdotes casados en la Iglesia Católica?
La compatibilidad del ejercicio sacerdotal y el matrimonio se ha visto con una mayor o menor amplitud en muchos momentos de la Iglesia Católica, y hay iglesias donde esto está permitido. El problema no sería tanto teológico como de tradición. Lo que habría que pensar es cómo se estructuraría entonces el tema de cómo ese matrimonio entraría a formar parte dentro de la vida de una parroquia. Yo he visto algunos casos en el ámbito protestante donde la mujer realiza un papel que no me gustaría que realizara en el ámbito católico. Hay un estudio muy interesante sobre esto, que se llama "La historia oculta de la ordenación de las mujeres", en el cual también se tratan aspectos de este tipo, como por ejemplo que el hijo del párroco acabe siendo el siguiente párroco, etc. El tema de la herencia se tendría que discutir. La Iglesia Católica tiene un perfil particular por haber optado, desde hace años, por el no matrimonio de los sacerdotes. Ahora se trataría, como todo, de abrir debate y ver en profundidad, más allá de dogmatismos y estereotipos, qué posibilidades hay y qué riqueza representaría para la Iglesia que hubiera sacerdotes (o sacerdotas) casados.
¿Cuál es la Iglesia con la que sueña Teresa Forcades?
Una Iglesia unida en la diversidad, como he dicho antes a nivel político. La eclesiología del Concilio Vaticano II, el libro del Apocalipsis y la Trinidad nos dicen que no somos trozos de una entidad mayor, sino que cada iglesia local es la Iglesia de Cristo, y por lo tanto tiene que tener esa dignidad y esa conciencia de responsabilidad. A mí me gustaría que realmente la comunidad cristiana se estructurara en unidades que estuvieran en comunión y en armonía con el resto, pero que fueran capaces de cumplir el principio de subsidiariedad (que, por cierto, es un concepto acuñado en la doctrina social católica, para evitar que el Estado dijera cómo se tenían que educar los niños). Es decir, que para defender el derecho de las familias a educar en colegios religiosos a sus hijos, se desarrolló el concepto de subsidiariedad.

¿Qué te ha llamado más la atención de sus respuestas?
¿Con qué Iglesia sueñas tú?

 

3 comentarios:

  1. Qué mujer y monja,además, más interesante!
    Desde luego su punto de vista con fundamento, tendría que hacer pensar en las posibilidades que plantea a la Iglesia: poder evolucionar en las sociedades contemporaneas,un mensaje vivo y de seguimiento a Jesucristo más acorde a los tiempos que corren, un lenguaje que se entiende. La tradición no significa tradicionalismo, que es en lo que están basadas muchas de las cuestiones que hoy se mantienen en la gran Iglesia.
    Sería una apertura y acercamiento hacia las personas que se han alejado y las que se mantienen, no porque no consideren importante el mensaje cristiano sino por el cómo se está transmitiendo.

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  2. La libertad en las comunidades, en la Iglesia, debería ser no teórica, sino ejercida por la libertad que da el Espíritu de ser hijos de Dios.Desde el último en llegar, hasta el que se crea primero.Cuando este clima se vive y se potencia, existe fraternidad.

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  3. +Extaordinario y muy valiente todo lo que expone esta religiosa.
    Hace falta que haya libertad para expresarse como lo hace la exponente del artículo, sin el temor a las reacciones de los que no piensan como élla.
    Debatir primero dentro de la Iglesia, y de una vez por todas, esos argumentos que muy bien expone, y también en la sociedad actual, en evitación de conflictos, entre unos y otros. Convencer a estos últimos en la necesidad del respeto a la vida en general y la aspiración de las personas de ambos géneros a ejercer el sacerdocio en cualquier estado de los mismos, siempre que demuestren su valía.
    Una Iglesia unida en la diversidad, a nivel político como dice élla.
    Seria deseable, que el nuevo sucesor de PEDRO, abriera un debate dentro de la Iglesia sobre estos temas, y los políticos también se lo pensaran muy bien antes de dictar leyes contrarias a esos derechos que esta religiosa nos indica con mucha clarividencia.

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