martes, 7 de mayo de 2013





La reconstrucción del cristianismo de los orígenes es siempre una interesante aventura, sin que por ello deje de  ser una empresa ardua e ingente. Una de las cuestiones más interesantes es poder constatar en el Nuevo Testamento todo un “mundo”, cuyas figuras dominantes son Jesús y sus seguidores. Sin embargo, en el “mundo del Nuevo Testamento”, nos encontramos con una vasta diversidad de cosas; cambios en todos los sentidos; así como también una variedad de comprensiones que conviven y tienen como su núcleo la proclamación de la fe en Jesús de Nazaret. Una de estas grandes diferencias es la que se plantea en torno a la relación entre Jesús y Pablo; es claramente ostensible la diferencia existente entre el Jesús que anuncia el Reino de Dios y el Pablo que parcamente habla de él. ¿Por qué este cambio? 
La cuestión ha estado siempre en el tamiz de las discusiones, llegando a convertirse en un tema tópico. ¿Por qué, el que era sujeto del anuncio del Reino se convierte en Pablo en objeto de su predicación? A esta, y otras cuestiones, se aproxima el libro del Prof. Rafael Aguirre que ahora presentamos, Ensayo sobre los orígenes del cristianismo. De la religión política de Jesús a la religión doméstica de Pablo (Verbo Divino, 2001). Desde una visión general -y fragmentaria como lo reconoce él mismo- aborda el paso del anuncio de Jesús a la predicación de Pablo de Tarso, o como lo domina él, el paso «de la religión política de Jesús a la religión doméstica de Pablo».
El ambiente religioso (judaísmo) en que nace y crece Jesús, es un ambiente complejo; cargado de muchos contrastes; caracterizado por las más variadas comprensiones e interpretaciones. Es allí donde se fragua su propuesta y su anuncio, la proclama del Reino; su impacto como proyecto de revitalización del judaísmo será de un nuevo estilo y de notables alcances, abierto a la universalidad, a todo Israel. Pero este anuncio se transformará rápidamente, cuando Pablo, en su intento de adecuación, lo difunda a través de una red de comunidades inclusivas, mestizas, heterogéneas y muy ágiles. El movimiento paulino reformuló y funcionalizó radicalmente en un contexto social diferente el movimiento de Jesús. En aquel tiempo se extendía la civilización urbana por la cuenca del Mediterráneo. Las ciudades como forma de organización de la convivencia suponían una auténtica revolución social y cultural
La evolución del movimiento de Jesús al movimiento paulino, es decir, el cambio de las situaciones sociales de Jesús en Palestina a las de la cuenca del Mediterráneo, quedó reflejado también en una serie de aspectos como  la paz, el significado del extranjero,  la libertad y el poder;  sobre los que vuelve  el Prof. Aguirre y aborda en una sugerente reflexión.

Glen Aráuz, OSA

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