José Antonio Pagola
¿Qué sentimos los seguidores de
Jesús cuando nos atrevemos a creer de verdad que Dios ha resucitado a Jesús?
¿Qué vivimos mientras seguimos caminando tras sus pasos? ¿Cómo nos comunicamos
con él cuando lo experimentamos lleno de vida?
Jesús
resucitado, tenías razón. Es verdad cuanto nos has dicho de Dios. Ahora sabemos
que es un Padre fiel, digno de toda confianza. Un Dios que nos ama más allá de
la muerte. Le seguiremos llamando “Padre” con más fe que nunca, como tú nos
enseñaste. Sabemos que no nos defraudará.
Jesús resucitado, tenías razón.
Ahora sabemos que Dios es amigo de la vida. Ahora empezamos a entender mejor tu
pasión por una vida más sana, justa y dichosa para todos. Ahora comprendemos
por qué anteponías la salud de los enfermos a cualquier norma o tradición
religiosa. Siguiendo tus pasos, viviremos curando la vida y aliviando el
sufrimiento. Pondremos siempre la religión al servicio de las personas.
Jesús resucitado, tenías razón.
Ahora sabemos que Dios hace justicia a las víctimas inocentes: hace triunfar la
vida sobre la muerte, el bien sobre el mal, la verdad sobre la mentira, el amor
sobre el odio. Seguiremos luchando contra el mal, la mentira y el odio.
Buscaremos siempre el reino de ese Dios y su justicia. Sabemos que es lo
primero que el Padre quiere de nosotros.
Jesús resucitado, tenías razón.
Ahora sabemos que Dios se identifica con los crucificados, nunca con los
verdugos. Empezamos a entender por qué estabas siempre con los dolientes y por
qué defendías tanto a los pobres, los hambrientos y despreciados. Defenderemos
a los más débiles y vulnerables, a los maltratados por la sociedad y olvidados
por la religión. En adelante, escucharemos mejor tu llamada a ser compasivos
como el Padre del cielo.
Jesús resucitado, tenías razón.
Ahora empezamos a entender un poco tus palabras más duras y extrañas.
Comenzamos a intuir que el que pierda su vida por ti y por tu Evangelio, la va
a salvar. Ahora comprendemos por qué nos invitas a seguirte hasta el final
cargando cada día con la cruz. Seguiremos sufriendo un poco por ti y por tu
Evangelio, pero muy pronto compartiremos contigo el abrazo del Padre.
Jesús resucitado, tenías razón.
Ahora estás vivo para siempre y te haces presente en medio de nosotros cuando
nos reunimos dos o tres en tu nombre. Ahora sabemos que no estamos solos, que
tú nos acompañas mientras caminamos hacia el Padre. Escucharemos tu voz cuando
leamos tu evangelio. Nos alimentaremos de ti cuando celebremos tu Cena. Estarás
con nosotros hasta el final de los tiempos.
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