martes, 30 de abril de 2013

 

CONVERSACIONES CON TERESA FORCADES: "EN LA IGLESIA [CATÓLICA] SE PALPAN EL CLERICALISMO INSTITUCIONALIZADO Y LA MISOGINIA ESTRUCTURAL"


Teresa ForcadesTeresa Forcades, miembro de la comunidad benedictina de Montserrat
 

¿La unidad  en lo esencial de la que hablas en tu libro, no se hace difícil desde el punto de vista eclesiástico-terrenal?
Difícil sí, pero no imposible. Difícil lo es hasta en el Evangelio. Si algo me atrae del Evangelio, es su realismo. Los cristianos no tenemos una narrativa irreal, en el sentido de que no esté enraizada en la realidad, porque vemos, por ejemplo, que Jesús no sólo tuvo dificultades con sus enemigos, las tuvo también con los suyos. Nosotros somos sus seguidores, así que no tenemos que desanimarnos como si las dificultades fueran anomalías no previstas en el plan de Dios. Creo que las dificultades en el mismo seno de la Iglesia las tenemos que afrontar con cierto sentido deportivo, cada uno analizando qué creemos que nos pide Dios, siendo fieles hasta el final y dejándonos de lamentar.
¿El reinado de la propia conciencia?
Eso es. Sin esperar nunca que desde afuera y desde arriba (desde las estructuras) vengan las soluciones. Si vienen, estupendo, porque a mí las estructuras me parecen algo consistente. No estoy de acuerdo con la gente que dice que sí a la espiritualidad pero no a la religión o a la institución, porque me parece que la espiritualidad no se puede vivir en solitario, pienso que ha de compartirse. Vivir la espiritualidad en solitario es una contradicción para mí. Y si la vives sólo con tus amigos, también es una espiritualidad demasiado cerrada. Y si quieres que te abra a los demás, algún acuerdo tendrás que establecer para ver dónde nos encontramos y a qué hora. Ahí ya tienes una institución, aunque sea mínima, pero una institución. Por eso creo que el debate sobre las instituciones se desvía muy fácilmente, así que ahí no entro. Lo que me parece esencial es decidir qué institución, quién la gobierna, cómo se elige a los que la gobiernan y de qué manera se les cambia cuando no hacen lo que deberían hacer, bajo qué normativas y bajo que criterios funciona esta institución, etc.

¿Es decir, que la cuestión no es que sobren las Conferencias Episcopales, sino cómo se organizan?
Exacto. Deberíamos tener la libertad de evaluarlo. Yo creo que en nuestra Iglesia hoy en día hay una parte estructural que está pasada de moda, como dijo el cardenal Martini antes de morir: "el anacronismo estructural de la Iglesia". Ese clericalismo institucionalizado yo lo veo y lo palpo. También la misoginia institucionalizada.
¿Cómo has vivido la elección del nuevo Papa?
Antes de la elección mi interés era explicar la necesidad de dejar de mirar para arriba. Porque si Tarancón decía y que íbamos a coger tortícolis de mirar a Roma, también nos va a doler la nuca de mirar arriba, esperando a ver si nos llega un Papa Mesías. Juan XXIII fue el adalid de los cambios necesarios para la Iglesia de entonces, pero yo creo que Juan XXIII no hubiera sido capaz de realizar eso sin el soporte de las comunidades de base que llevaban ya medio siglo trabajando por un cambio en la liturgia y en la teología.
¿Crees que un movimiento similar está ocurriendo hoy?
Sí. Desde que, después del Vaticano II, empezó esta involución, este frenazo que nos tiraba 20 o 30 años para atrás, han aparecido movimientos que reivindican y ejercen otro estilo de Iglesia. Los grupos de mujeres o feministas son un ejemplo, pero hay muchos más que lo que piden es democracia dentro de la Iglesia. La Teología de la Liberación, que apareció toda ella después del Vaticano II, evidentemente es otro ejemplo. Algunos la han declarado difunta, pero yo creo que, lejos de eso, lo que ha hecho es morir parcialmente de éxito, puesto que ha inspirado unos cambios sociales y políticos en el continente latinoamericano que ahora están dando esperanza a muchos otros países.
¿Los mensajes de Francisco sobre una Iglesia pobre y para los pobres, que se manche de barro y que huela a oveja, no se parecen al mensaje de fondo de la Teología de la Liberación, o crees que nunca podría ser la teología preponderante?
La opción preferencial por los pobres fue una expresión conciliar que acogió la Teología de la Liberación en Puebla y Medellín. Allí fue donde se enraizó de forma más clara. Y es posible que ahora, con este papado, esta tradición eclesial retome el lugar que le corresponde.
¿Qué le pedirías a Francisco, en caso de encontrarte con él?
Le pediría que ese compromiso con la pobreza lo lleve adelante, no sólo con gestos simbólicos como los que está haciendo hasta ahora, sino también con cambios estructurales. Y que se atreva a aliviar ese clericalismo y esa misoginia estructural de los que he hablado como los problemas principales.
A la hora de hablar de igualdad efectiva, ¿es fundamental que las mujeres puedan ser sacerdotes?
Claro. Cuando en la Iglesia Episcopaliana (que son los anglicanos de EEUU) empezaron las primeras ordenaciones de mujeres, después del Concilio Vaticano II, fue cuando Pablo VI vio venir que, si los anglicanos de Norteamérica (con los cuales doctrinalmente no tenemos ninguna separación teológica de importancia) habían tomado esa decisión, la misma reivindicación habría de llegar al ámbito católico. Entonces pidió a la Comisión Bíblica Pontificia que estudiara este tema en las Escrituras, a ver si había o no algo contrario a esa ordenación. Esta comisión hizo su estudio y presentó sus conclusiones, que decían que no había nada contrario a eso en la revelación. Pero el Papa pensó, motu proprio, que esto no era adecuado, y por tanto se prohibió en el contexto católico. Se cerró esa puerta. Después hemos sabido que hubo declaraciones posteriores que indican que aquello no se cerró de forma tranquila, y de hecho ningún Papa hasta ahora ha hecho dogma de aquello. El día que se haga esa categoría de autoridad magisterial máxima, los que creemos que esto tiene que ocurrir en la Iglesia, tendremos un problema. Hasta ahora no lo tenemos. La realidad de la Iglesia estructural es misógina, claramente. En la Comisión Teológica Internacional, que es la que asesora a la Congregación para la Doctrina de la Fe, hay dos o cuatro mujeres, de 40 miembros. No hay paridad, pero existen mujeres a las cuales la Iglesia Católica en este momento ha reconocido con la autoridad, al menos, para aconsejar a quienes ejercen directamente el magisterio. También ha habido mujeres al frente de organismos internacionales eclesiales importantes. La única reflexión teológica posible para considerar inadecuada la posibilidad de que las mujeres accedan al sacerdocio es el tema de la persona de Cristo, el poder actuar como persona de Cristo ante la congregación, cuando Cristo se encarnó concretamente en un varón. Según esto, una mujer no podría representar con la misma plenitud esa encarnación de Cristo, y presentarse en su nombre ante la congregación. Pero ya la regla de San Benito hablaba del abad y la abadesa en el monasterio, es decir, que esto no es una innovación del siglo XXI. Desde el siglo VI está claro que en una comunidad monástica, al menos de tradición benedictina, la abadesa no es la "superiora administrativa". La consideración de una abadesa tiene esa densidad teológica de la persona que se coloca al frente de su comunidad representando a Cristo. Así lo dice la regla de San Benito. Por tanto, no es una novedad pensar que una mujer pueda representar a Cristo delante de una comunidad. Formaba ya parte de la tradición benedictina.

 
¿Quieres destacar alguna cosa de lo que expresa la autora ?¿qué piensas?
La entrevista continuará el 2 de Mayo.

2 comentarios:

  1. No se lo que pensareis los lectores de este blog, pero en mi opinión Teresa Forcades nunca te deja indiferente. Admiro sobretodo su valentía y la serenidad con que defiende lo que cree . No hay en ella fundamentalismo, ni estridencias sino conocimiento , con esas premisas cómo no escucharla!!!Ber

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  2. La verdad, es que parece una mujer convencida,libre, y sin miedo a decir lo que cree y piensa, aunque sea distinto de la oficialidad del magisterio de la Iglesia.Toca temas que están en la cabeza de todos pero que pocos se atreven a tocar por miedo?.
    La pregunta entonces sería si se puede hablar en la Iglesia sin que se censure, se coarte la libertad o haya consecuencias.
    Desde luego, para la gente que busca lo esencial del cristianismo, me parece que acierta en su pensamiento.Y para la gente que tiene como base el humanismo, la tienen como uno de los referentes a escuchar.Algo tendrá esta mujer de verdad.

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