En esta ocasión tengo el
agrado de presentar un libro publicado hace ya un par de años, obra del Prof.
Santiago Guijarro Oporto, reconocido especialista en el ámbito bíblico, en
concreto, en los estudios de Nuevo Testamento y de orígenes del cristianismo. El
libro, que lleva por título Servidores de
Dios y esclavos vuestros. La primera reflexión cristiana sobre el ministerio,
forma parte de la Colección Minnor de
la biblioteca de Estudios bíblicos de la Editorial Sígueme, es un acercamiento
a los escritos más antiguos del cristianismo como son la cartas de Pablo,
específicamente la Segunda Carta a los corintios.
Como es sabido, las dos
Cartas a los Corintios que integran el canon son la recopilación de una
variedad de escritos que en principio fueron conservados independientes y formaban
parte de la rica correspondencia del apóstol Pablo con la comunidad de Corinto.
Al poco tiempo de su muerte, se inicia un proceso de recopilación que dio
origen a una variedad de colecciones de cartas; en algunos casos aquellas se
alargaron o se añadieron otros escritos bajo la autoría de Pablo; en otros
casos, en cambio, algunas de las cartas se conjuntaron para formar un único
escrito, tal es el caso de las dos cartas a los corintios que se encuentran
actualmente en el Nuevo Testamento, en ellas se perciben indicios de una fluida
correspondencia, y por tanto, la
existencia de otras más cartas que Pablo debió dirigir a los corintios.
Partiendo de esta arraigada
hipótesis de que 2 Cor es el resultado de la conjunción de varias cartas, el
profesor Guijarro inicia su estudio señalando que, una de aquellas cartas
versaba sobre el «ministerio», la situación que la originaría debió ser de índole
externa, se trataría de la incursión de unos grupos creyentes en Jesús -
judeocristianos- en Corinto que ponían en duda y criticaban, a la vez, la labor
de Pablo. La descripción más detallada del contexto vital constituye la primera
parte de la obra.
Avanzado en el desarrollo
del estudio, y tras describir la situación contextual que motivó a Pablo a
escribir «la carta sobre el ministerio», el Prof. Guijarro ofrece una
reconstrucción de la carta, es decir, una formulación de cómo pudo ser la
misiva enviada por Pablo y su equipo de colaboradores con motivo de esta
circunstancia. La reconstrucción va acompañada de notas al pie en las que se
aclaran términos y se llama la atención sobre los mismos, así como matices de
traducción. Esta sería la segunda parte de la obra.
La tercera parte es la
reflexión que se desprende de la formulación (o reconstrucción) del texto.
Aquí, el Prof. Guijarro trata de presentar
algunas claves sobre el ministerio. Pone al descubierto una serie de
elementos que entretejen el escrito paulino, por ejemplo el estilo directo, la
mezcla de un tono de polémica y a veces de serenidad, y el uso que hace Pablo
de las escrituras de Israel. Resulta llamativo para el lector, cómo en el
movimiento jesuano que había pasado de la Palestina a la cuenca del
mediterráneo y en épocas tan tempranas ya convivían diferentes comprensiones
sobre lo que más tarde se llamará ministerio.
El marco comprensivo de la
respuesta de Pablo en defensa del ministerio parece estar en su experiencia de
conversión, en su encuentro con Jesús muerto y resucitado. Cuando se refiere al
ministerio, Pablo se apropia de un lenguaje que no es exclusivamente religioso,
sino que emplea términos «profanos» o contractuales con un referente concreto
como DOULOS y DIAKONOS, y que los que incorpora a
su vocabulario. Al leer la carta se nota una naturalidad; por ningún lado
saltan explicaciones de tipo moralistas, esencialistas u ontologistas, y muchos
menos dualismos de ninguna índole. Todo lo contrario. Resalta el profesor Guijarro
que Pablo parte de una visión integral del ser humano, el cuerpo adquiere un
gran significado; la unión con Cristo adquiere una dimensión existencial y el
cuerpo, es un lugar decisivo para el ejercicio del ministerio.
El ministerio que Pablo
defiende no consiste en la administración de unos poderes sagrados, el centro
no es aquel que ha sido llamado a ejercer dicho ministerio. Pablo es consciente
de que él no es el protagonista. El ministerio al que ha sido llamado se
encuentra al servicio del proyecto de Dios iniciado por mediación de Cristo, y
él, junto con sus colaboradores han sido invitados a realizarlo en Cristo, es
decir unidos a Cristo. Y he aquí lo realmente decisivo: el ministerio no es
sino la traducción existencial-con todo lo que ellos supone- de ese conocer y
estar unido a Cristo, hasta el punto de dar la vida como Jesús. Así es cómo se
llega a la síntesis de la concepción que Pablo tiene del ministerio: servicio
de Dios y esclavos de los hermanos.
Finalmente, presentadas las
claves principales de la comprensión paulina sobre el ministerio así como una
serie de aspectos entorno a él, en la cuarta y última parte del libro, el Prof.
Guijarro presenta una lectura seguida de todo el texto (presentado en la
primera parte) a fin de proporcionar una visión más conjunta.
Sin lugar a dudas, que
aunque distantes en el tiempo, la lectura de estos escritos como son las cartas
de Pablo, siguen siendo profundamente sugerente para nuestro tiempo.
Necesitamos alimentar el deseo por recuperar la significatividad del ministerio
y su valor genuino. Debemos buscar luz en el cristianismo de los orígenes para
poder responder a nuestro hoy y lanzarnos al futuro apremiante que
nos aguarda.
Unos breves datos sobre el autor
Versa en la breve
descripción biográfica que viene en la contraportada de la obra que, el Prof.
Guijarro es catedrático de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología de la
Pontificia Universidad de Salamanca. Es autor de varias obras, entre las que
destaca Los Cuatro Evangelios
(Ediciones Sígueme, 2010); autor a la vez de obras colectivas como Así empezó el cristianismo (Verbo
Divino, 2010), y también forma parte de su autoría una variedad de artículos
científicos relacionados siempre al ámbito neotestamentario al que se dedica.
Por Glen Aráuz, OSA
Parece interesante.Gracias.
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