sábado, 27 de abril de 2013



En esta ocasión tengo el agrado de presentar un libro publicado hace ya un par de años, obra del Prof. Santiago Guijarro Oporto, reconocido especialista en el ámbito bíblico, en concreto, en los estudios de Nuevo Testamento y de orígenes del cristianismo. El libro, que lleva por título Servidores de Dios y esclavos vuestros. La primera reflexión cristiana sobre el ministerio, forma parte de la Colección Minnor de la biblioteca de Estudios bíblicos de la Editorial Sígueme, es un acercamiento a los escritos más antiguos del cristianismo como son la cartas de Pablo, específicamente la Segunda Carta a los corintios.
Como es sabido, las dos Cartas a los Corintios que integran el canon son la recopilación de una variedad de escritos que en principio fueron conservados independientes y formaban parte de la rica correspondencia del apóstol Pablo con la comunidad de Corinto. Al poco tiempo de su muerte, se inicia un proceso de recopilación que dio origen a una variedad de colecciones de cartas; en algunos casos aquellas se alargaron o se añadieron otros escritos bajo la autoría de Pablo; en otros casos, en cambio, algunas de las cartas se conjuntaron para formar un único escrito, tal es el caso de las dos cartas a los corintios que se encuentran actualmente en el Nuevo Testamento, en ellas se perciben indicios de una fluida correspondencia, y por  tanto, la existencia de otras más cartas que Pablo debió dirigir a los corintios.
Partiendo de esta arraigada hipótesis de que 2 Cor es el resultado de la conjunción de varias cartas, el profesor Guijarro inicia su estudio señalando que, una de aquellas cartas versaba sobre el «ministerio», la situación que la originaría debió ser de índole externa, se trataría de la incursión de unos grupos creyentes en Jesús - judeocristianos- en Corinto que ponían en duda y criticaban, a la vez, la labor de Pablo. La descripción más detallada del contexto vital constituye la primera parte de la obra.
Avanzado en el desarrollo del estudio, y tras describir la situación contextual que motivó a Pablo a escribir «la carta sobre el ministerio», el Prof. Guijarro ofrece una reconstrucción de la carta, es decir, una formulación de cómo pudo ser la misiva enviada por Pablo y su equipo de colaboradores con motivo de esta circunstancia. La reconstrucción va acompañada de notas al pie en las que se aclaran términos y se llama la atención sobre los mismos, así como matices de traducción. Esta sería la segunda parte de la obra.
La tercera parte es la reflexión que se desprende de la formulación (o reconstrucción) del texto. Aquí, el Prof. Guijarro trata de presentar  algunas claves sobre el ministerio. Pone al descubierto una serie de elementos que entretejen el escrito paulino, por ejemplo el estilo directo, la mezcla de un tono de polémica y a veces de serenidad, y el uso que hace Pablo de las escrituras de Israel. Resulta llamativo para el lector, cómo en el movimiento jesuano que había pasado de la Palestina a la cuenca del mediterráneo y en épocas tan tempranas ya convivían diferentes comprensiones sobre lo que más tarde se llamará ministerio.
El marco comprensivo de la respuesta de Pablo en defensa del ministerio parece estar en su experiencia de conversión, en su encuentro con Jesús muerto y resucitado. Cuando se refiere al ministerio, Pablo se apropia de un lenguaje que no es exclusivamente religioso, sino que emplea términos «profanos» o contractuales con un referente concreto como DOULOS y DIAKONOS, y que los que incorpora a su vocabulario. Al leer la carta se nota una naturalidad; por ningún lado saltan explicaciones de tipo moralistas, esencialistas u ontologistas, y muchos menos dualismos de ninguna índole. Todo lo contrario. Resalta el profesor Guijarro que Pablo parte de una visión integral del ser humano, el cuerpo adquiere un gran significado; la unión con Cristo adquiere una dimensión existencial y el cuerpo, es un lugar decisivo para el ejercicio del ministerio.
El ministerio que Pablo defiende no consiste en la administración de unos poderes sagrados, el centro no es aquel que ha sido llamado a ejercer dicho ministerio. Pablo es consciente de que él no es el protagonista. El ministerio al que ha sido llamado se encuentra al servicio del proyecto de Dios iniciado por mediación de Cristo, y él, junto con sus colaboradores han sido invitados a realizarlo en Cristo, es decir unidos a Cristo. Y he aquí lo realmente decisivo: el ministerio no es sino la traducción existencial-con todo lo que ellos supone- de ese conocer y estar unido a Cristo, hasta el punto de dar la vida como Jesús. Así es cómo se llega a la síntesis de la concepción que Pablo tiene del ministerio: servicio de Dios y esclavos de los hermanos.
Finalmente, presentadas las claves principales de la comprensión paulina sobre el ministerio así como una serie de aspectos entorno a él, en la cuarta y última parte del libro, el Prof. Guijarro presenta una lectura seguida de todo el texto (presentado en la primera parte) a fin de proporcionar una visión más conjunta.
Sin lugar a dudas, que aunque distantes en el tiempo, la lectura de estos escritos como son las cartas de Pablo, siguen siendo profundamente sugerente para nuestro tiempo. Necesitamos alimentar el deseo por recuperar la significatividad del ministerio y su valor genuino. Debemos buscar luz en el cristianismo de los orígenes para poder responder a  nuestro hoy y lanzarnos al futuro apremiante que nos aguarda.  

Unos  breves datos sobre el autor
Versa en la breve descripción biográfica que viene en la contraportada de la obra que, el Prof. Guijarro es catedrático de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad de Salamanca. Es autor de varias obras, entre las que destaca Los Cuatro Evangelios (Ediciones Sígueme, 2010); autor a la vez de obras colectivas como Así empezó el cristianismo (Verbo Divino, 2010), y también forma parte de su autoría una variedad de artículos científicos relacionados siempre al ámbito neotestamentario al que se dedica.

Por Glen Aráuz, OSA

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