INVOCACIÓN A LAS MUJERES DE LA BIBLIA
Que Eva nos dé la esperanza para escoger la
vida y conservarla después de perder el paraíso.
Que la mujer de Noé nos conceda el arte de
saber guiar a las criaturas de la tierra.
Que recibamos de Sara la fe para seguir su
sueño por el desierto y creer que lo imposible es posible.
Que Rebeca nos ayude a vencer la opresión de la
costumbre.
Que Lía nos dé aguante y constancia en la
soledad.
Que Raquel nos enseñe compasión y amor hacia
nuestros hermanos y hermanas, para aligerar su dolor.
Que aprendamos de Dina a correr los riesgos de
romper el aislamiento y buscar la amistad con otras gentes.
Que Rahab nos enseñe a abrir las puertas de
nuestra casa y de nuestro corazón a los extranjeros, a los diferentes, y a
entender la buena nueva que nos traen.
Que Miriam nos ayude a encontrar siempre
palabras de gozo, alabanza y bendición.
Que Débora nos ayude a ver a Dios marchando
siempre delante de nosotros y a tomar la palabra con valentía.
Que con Ana tengamos la audacia de pedirle a Dios
lo imposible.
Que junto con Rut sepamos conservar lo mejor
que nos dejaron nuestros mayores.
Que Judit nos anime a participar en los caminos
de la liberación de nuestros pueblos.
Que Isabel, la madre de Juan Bautista, nos
enseñe como hacer fértil lo que parece estar estéril.
Que María, la madre de Jesús, nos muestre el
fruto bendito de su vientre.
Que la mujer cananea nos regale su osadía,
audacia y libertad.
Que como la Samaritana volvamos a casa
anunciando que Jesús nos ha devuelto el sentido de la vida y nuestra dignidad.
Que con María Magdalena no tengamos miedo a
amar ni a pedir perdón.
Y que con ella y las otras mujeres sepamos anunciar a
Jesucristo resucitado a pesar de las incomprensiones que podamos encontrar en
el camino. Amén.
Y tantas y tantas transmisoras de fe ocultas y relegadas, ayer y hoy.
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