Se necesitan locos…
¡Dios mío! Envíanos locos,
de
aquellos que se comprometen a fondo,
de
aquellos que se olvidan de sí mismos,
de
aquellos que saben amar con obras y no con palabras,
de
aquellos que se entregan verdaderamente hasta el fin.
Nos hacen falta locos, desafinados, apasionados,
personas
capaces de dar el salto en el vacío inseguro,
desconocido
y cada día más profundo de la pobreza;
aquellos
que saben aceptar la masa anónima,
sin
deseo de utilizarla como escabel;
aquellos
que no utilizan para su servicio al prójimo.
Nos hacen falta locos,¡Dios mío!.
Locos
en el presente,
enamorados
de una forma de vida sencilla,
liberadores
del pobre,
amantes
de la paz,
libres
de compromisos,
decididos
a no hacer nunca traición,
despreciando
su propia comodidad, o su vida,
plenamente
decididos por la abnegación,
capaces
de aceptar toda clase de tareas,
de
partir dondequiera que sea por disciplina,
al
mismo tiempo libres y obedientes,
espontáneos
y tenaces, alegres, dulces y fuertes.
¡Danos
locos Señor!
( Padre Lebret)
¡AMÉN,AMÉN!
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