Las manos de Dios
Cuando observo el campo sin arar, cuando los
aperos de labranza están olvidados, cuando la tierra está quebrada, me
pregunto...
¿Dónde estarán las manos de Dios ?
Cuando observo la injusticia, la corrupción, el que explota al débil; cuando veo al prepotente pedante enriquecerse del ignorante y del pobre, del obrero y del campesino carente de recursos para defender sus derechos, me pregunto...
¿Dónde estarán las manos de Dios ?
Cuando contemplo a esta anciana olvidada ; cuando su mirada es nostalgia y balbucea todavía algunas palabras de amor por el hijo que la abandonó, me pregunto:
¿Dónde estarán las manos de Dios ?
Cuando veo al moribundo en su agonía llena de dolor; cuando observo a su pareja y a sus hijos deseando no verle sufrir; cuando el sufrimiento es intolerable y su lecho se convierte en un grito de súplica de paz, me pregunto:
¿Dónde estarán las manos de Dios ?
Cuando miro a ese joven antes fuerte y decidido, ahora embrutecido por la droga y el alcohol, cuando veo titubeante lo que antes era una inteligencia brillante y ahora harapos sin rumbo ni destino, me pregunto... ¿Dónde estarán las manos de Dios ?
Después de un largo silencio, escuché su voz que me reclamó: “No te das cuenta que tú eres mis manos, atrévete a usarlas para lo que fueron hechas, para dar amor y alcanzar estrellas”.
Y comprendí que las manos de Dios somos "TU y YO", los que tenemos la voluntad, el conocimiento y el coraje para luchar por un mundo más humano y justo, aquellos cuyos ideales sean tan altos que no puedan dejar de acudir a la llamada del destino, aquellos que desafiando el dolor, la crítica y la blasfemia se reten a sí mismos para ser las manos de Dios.
El mundo necesita esas manos, llenas de ideales y estrellas, cuya obra magna sea contribuir día a día, a forjar una nueva civilización, que busquen valores superiores, que compartan generosamente lo que Dios nos ha dado y puedan al final llegar vacías, porque entregaron todo el amor, para lo que fueron creadas.
¿Dónde estarán las manos de Dios ?
Cuando observo la injusticia, la corrupción, el que explota al débil; cuando veo al prepotente pedante enriquecerse del ignorante y del pobre, del obrero y del campesino carente de recursos para defender sus derechos, me pregunto...
¿Dónde estarán las manos de Dios ?
Cuando contemplo a esta anciana olvidada ; cuando su mirada es nostalgia y balbucea todavía algunas palabras de amor por el hijo que la abandonó, me pregunto:
¿Dónde estarán las manos de Dios ?
Cuando veo al moribundo en su agonía llena de dolor; cuando observo a su pareja y a sus hijos deseando no verle sufrir; cuando el sufrimiento es intolerable y su lecho se convierte en un grito de súplica de paz, me pregunto:
¿Dónde estarán las manos de Dios ?
Cuando miro a ese joven antes fuerte y decidido, ahora embrutecido por la droga y el alcohol, cuando veo titubeante lo que antes era una inteligencia brillante y ahora harapos sin rumbo ni destino, me pregunto... ¿Dónde estarán las manos de Dios ?
Después de un largo silencio, escuché su voz que me reclamó: “No te das cuenta que tú eres mis manos, atrévete a usarlas para lo que fueron hechas, para dar amor y alcanzar estrellas”.
Y comprendí que las manos de Dios somos "TU y YO", los que tenemos la voluntad, el conocimiento y el coraje para luchar por un mundo más humano y justo, aquellos cuyos ideales sean tan altos que no puedan dejar de acudir a la llamada del destino, aquellos que desafiando el dolor, la crítica y la blasfemia se reten a sí mismos para ser las manos de Dios.
El mundo necesita esas manos, llenas de ideales y estrellas, cuya obra magna sea contribuir día a día, a forjar una nueva civilización, que busquen valores superiores, que compartan generosamente lo que Dios nos ha dado y puedan al final llegar vacías, porque entregaron todo el amor, para lo que fueron creadas.
hay una historia, y en ella Dios se ha mostrado: hombre y mujer... humano al fin; amigo de todo; cuidador, amante de aquellas obras que han salido de sus manos. Nada mejor que dejarnos sorprender cada día; la sopresa de Dios en las simplicidades de la existencia; en la gente que va y viene; en el saludo cordial; en la mirada esperanzadora... Las manos de Dios no dejan nunca de acariciranos... Salud.
ResponderEliminar¡Que importante despertar para no estar dormidos a lo que la vida nos ofrece!,poder sentir lo que nos rodea,las personas y sus cuitas,poder amarlas y dejarse querer.
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