viernes, 1 de marzo de 2013


Un profeta en un tiempo de crisis...


“Sin cesar os envié a mis siervos los profetas […]. Pero no prestasteis oído ni me hicisteis caso.” (Jeremías 35:15 )
Estas impactantes palabras registradas en el libro del profeta Jeremías no nos pueden dejar indiferentes ya que estas son todo un llamamiento a la reflexión. Estas palabras fueron pronunciadas en relación al pueblo de Dios de aquel momento recordándoles lo alejados que se encontraban de la voluntad de Dios y de cómo se habían alejado de Él. Por todo ello, estas nos deberían interpelar a que nos preguntemos si nos hallamos en la misma situación que el pueblo de Dios del pasado o podemos llegar a estarlo.
La razón para hablar de Jeremías es bien sencilla. Aunque Jeremías vivió hace unos 2600 años, no deja de ser sorprendente las similitudes que podemos encontrar entre su época y la nuestra. Se trata de cuestiones fundamentales si queremos captar y entender su mensaje. También es preciso destacar que el mensaje de los profetas del AT está de rabiosa actualidad, aunque vivieron hace muchos siglos, sus palabras siguen siendo todo un motivo de reflexión para aquellos que nos declaramos cristianos en el siglo XXI, un siglo, por lo demás, de imparables avances, pero también, de tempestuosas crisis.
El mensaje de Jeremías
El mensaje que Jeremías tiene que transmitir de parte del Señor no es un mensaje fácil. Se trata de un mensaje de amonestación y, como consecuencia de ello, se trata de un mensaje impopular. Jeremías se dirige a sus conciudadanos para recordarles que han obrado y obran mal, que se han alejado de Dios. Jeremías tiene que dirigirse como dice el Señor a un pueblo  que “[…] tiene ojos y no ve, tiene oídos y no oye.” Jeremías 5:21
No deja de ser llamativo el hecho de que el pueblo de Dios no sea capaz de ver ni oír. Es como hablar al mismo tiempo con alguien que es ciego y sordo. Pero a pesar de esa realidad y del comportamiento del pueblo de Dios, el Señor no se olvida de ellos y sale a su encuentro. Sale a su encuentro porque los ama, y porque los ama los amonesta. El Señor no guarda silencio ante las equivocaciones de su pueblo sino que envía a su mensajero para amonestarlos indicándoles aquello que no están haciendo bien.
La falta de justicia
Un aspecto a señalar del crítico mensaje de Jeremías se refiere a su falta de justicia. Jeremías acusa al pueblo de su falta de sensibilidad con aquellos que se encuentran más necesitados. Además, nos habla de cómo la justicia brilla por su ausencia. En este sentido es importante hacer mención de dos textos:“Repasad las calles de Jerusalén, mirad, inspeccionad, buscad en sus plazas a ver si hay alguien que respete el derecho y practique la sinceridad; y la perdonaré.” Jeremías 5:1
Reparemos bien, el texto nos habla de que no existe nadie que actúe correctamente. Y no deja de ser sorprendente que en medio de Jerusalén la justicia brille por su ausencia. No olvidemos que estamos hablando del pueblo de Dios, de ese pueblo en el que Dios se había manifestado de una forma espectacular. Pero a pesar de esa realidad, Dios está dispuesto a perdonarlos si existiese alguien que obrase correctamente. Ante tal realidad, no puedo dejar de exclamar “¡Qué fuerte!”, porque se me hace difícil entender que no haya nadie en medio del supuesto pueblo de Dios que actúe rectamente. ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo poder llegar a entender que se hayan alejado de tal forma de Dios? Pero eso no es todo, unos versículos más adelante podemos leer:“[…] y cavan fosas para cazar hombres: sus casas están llenas de fraudes […], así es como medran y se enriquecen, engordan y prosperan; rebosan de malas palabras, no juzgan según derecho, no defienden la causa del huérfano ni sentencian a favor de los pobres.” Jeremías 5:26-28
El alejamiento de la voluntad de Dios es tan grande que los más desvalidos de la sociedad son los que más sufren las consecuencias de una sociedad sin justicia. De hecho, la justicia es tan injusta que los únicos que prosperan son los  poderosos.

1 comentario:

  1. Si, es bastante triste pensar que no hay justicia, que no hay alguna persona honrada...quiero pensar que aún quedan, aunque sean pocos, y otros lo intentamos aunque tengamos fallos.
    Ojalá que podamos hacer autocritica y no esperar de la justicia que lo va a solucionar todo y poner orden en el desorden...¿quién es esa? sino, intentar ser lo más justos posibles en esas pequeñas cosas, así se hace sociedad, comunidad, grupos cristianos, grupos humanos, que interroguen, que sean referente.

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