viernes, 6 de septiembre de 2013

QUERIDO YO...


POR ALBERT ESPINOSA

Nace en Barcelona, ingeniero industrial, triunfa como escritor y director. Creador de la serie Pulseras rojas, basada en su experiencia de 10 años en hospitales: a los 13 años le amputaron una pierna; a los 16, parte del pulmón; a los 18, parte del hígado...Es autor de "Si tú me dices ven lo dejo todo...pero dime ven", entre otros.


Barcelona,
A 300 metros de donde tú vives.

 Hola: 
Jamás me hubiera imaginado que un día te escribiría. Supongo que debes de leer la carta cerca de tu Derbi Variant negra que tanto amábamos o quizá ya estás ingresado en el hospital y resides en alguna de esas habitaciones de la planta 2 que estaban cerca del ascensor y que daban a aquel patio lleno de chavales jugando a fútbol. Eran las mejores habitaciones, podíamos escaparnos con nuestros amigos cojos y no añorábamos la Derbi porque teníamos aquella silla de ruedas customizada que nos permitía ir a todas las plantas, conocer a mil personas increíbles y chillar: " No somos cojos, somos cojonudos".
Te he de decir que sigo pensando que tú eras más inteligente que yo; yo sólo tengo más datos. Y quiero que sepas que nunca me arrepentido de nada de lo que has hecho porque siempre he creído que mi yo anterior siempre ha sido más inteligente que mi yo posterior.
Me gustaría decirte que no debemos olvidar nunca esa frase que nos enseñó aquel hombre de 70 años que se convirtió en nuestro padre hospitalario. Él siempre decía que la gente no cambia, simplemente hace más intenso su caos. Él nos aconsejaba que amáramos nuestro caos. Y lo mismo debíamos hacer con los caos ajenos, entenderlos, aceptarlos y amarlos...Y eso es lo que intento cada día: amar el caos de la gente y el mío propio.
Y también sigo al pie de la letra la cita que decía nuestra madre hospitalaria: " No es triste morir, lo triste es no vivir intensamente".
Quiero que sepas que no lo he olvidado y ella, que sé que era tu favorita, me ha servido como inspiración para mi última novela, "Brújulas que buscan sonrisas perdidas". Que trata un poco de lo que ahora hago, volver a la niñez porque allí están las raíces y revisarlas. Si las raíces son fuertes, el tronco se aguantará mejor.
He intentado hacer siempre lo que deseamos. No hemos llegado a ser portero del Barça, la pérdida de la pierna nos dejó un pequeño hueco por donde nos metían todos los goles. Tampoco he ido todavía a Australia, pero todo llegará. Lo que sí he hecho es lo que prometimos: vivir las vidas de los amigos que perdimos. Debíamos vivir esas 3.7 vidas que nos tocó en el pacto de vida que hicimos en el hospital al dividir las vidas de los que se fueron, para multiplicarlas. Esas 3.7 vidas viven en mí y, junto a la mía, son 4.7 y es por ello que intento vivir muy intensamente.
Vivimos una adolescencia diferente, pero creo que fue igual de intensa. Me gusta comunicarme contigo y sueño que  realmente lees esta carta. Te quiero, siempre te querré y ojalá sigas sonriendo tanto como lo hacías y creyendo que viviremos, porque al final te he de decir que lo hicimos.
Cuídate y sé feliz, Albert, yo también lo soy.


Besos de yo que eres tú,
Albert


¿Te atreves a escribir una carta a tu yo infantil?


No hay comentarios:

Publicar un comentario