sábado, 21 de septiembre de 2013

ESTACIÓN NUEVA...CAMINOS NUEVOS





LA ENTREVISTA AL PAPA FRANCISCO CONTADA POR LOS PROPIOS JESUITAS

 En una entrevista concedida a dieciséis revistas jesuitas de varios países y publicada hoy, el Papa Francisco ofrece su visión sobre temas como el gobierno de la Iglesia, el ecumenismo, cuestiones morales o la experiencia cristiana, además de reflexionar sobre su condición de jesuita.
Dieciséis revistas de cultura de la Compañía de Jesús publican hoy una larga entrevista al Papa Francisco, realizada por el jesuita italiano Antonio Spadaro S.J., director de La Civiltà Cattolica. El texto recoge un diálogo de más de seis horas que se desarrolló a lo largo de tres sesiones los días 19, 23 y 29 de agosto. En España, la entrevista la publica la revista centenaria Razón y Fe, hoy en su web y en el número de octubre de su edición impresa.
En esta entrevista el pontífice desvela mucho de su sentir como jesuita, de su pasado o de la espiritualidad ignaciana y además ofrece su visión sobre muchas cuestiones eclesiales como el gobierno de la Iglesia, las posibles reformas, el ecumenismo, las cuestiones morales o la experiencia cristiana.
Según el entrevistador, P. Spadaro, "ha sido más una conversación que una entrevista". En ella, el Papa habla de sí mismo, de sus experiencias personales, sus preferencias literarias y cinematográficas, su modo preferido de orar... Confiesa, por ejemplo, que en su decisión de entrar en la Compañía de Jesús una de las cosas que valoró fue la vida en comunidad: "no me veía sacerdote solo", dice el Papa. Y es éste también el motivo por el que decidió fijar su residencia en Santa Marta: "necesito vivir mi vida junto a los demás".
Define el discernimiento como guía en su modo de gobernar y tomar decisiones, incluso aquellas que afectan a su vida más cotidiana: "Desconfío de las decisiones tomadas improvisadamente", afirma el Papa, y advierte de que el discernimiento requiere tiempo: "Son muchos, por poner un ejemplo, los que creen que los cambios y las reformas pueden llegar en un tiempo breve. Yo soy de la opinión de que se necesita tiempo para poner las bases de un cambio verdadero y eficaz. Se trata del tiempo de discernimiento".
Sobre el modelo de gobierno para la Iglesia, apunta a la necesidad de diálogo y consultas: "Los consistorios y los sínodos, por ejemplo, son lugares importantes para lograr que esta consulta llegue a ser verdadera y activa. Lo que hace falta es darles una forma menos rígida. Deseo consultas reales, no formales". Reconoce haber llegado a esa conclusión aprendiendo de dificultades vividas en el pasado cuando siendo muy joven y en un contexto difícil se convirtió en superior provincial: "Mi gobierno como jesuita, al comienzo, adolecía de muchos defectos (...) Yo tomaba mis decisiones de manera brusca y personalista (...) El Señor ha permitido esta pedagogía de gobierno aunque haya sido por medio de mis defectos y mis pecados".
Sobre los jesuitas y la Compañía de Jesús, confiesa su admiración por el beato Pedro Fabro, jesuita saboyano compañero de San Ignacio de Loyola, por su "diálogo con todos, aun con los más lejanos". 
Considera el Papa que "el jesuita debe ser persona de pensamiento incompleto, de pensamiento abierto" y que debe ser creativo y estar inserto en el contexto en que actúa y sobre el que reflexiona.
El Papa Francisco habla también en esta entrevista sobre la Iglesia y las posibles reformas a realizar. "Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles", afirma el Papa. "Los ministros de la Iglesia tienen que ser misericordiosos, hacerse cargo de las personas, acompañándolas como el buen samaritano que lava, limpia y consuela a su prójimo. Esto es Evangelio puro". "Las reformas organizativas y estructurales son secundarias, es decir, vienen después. La primera reforma debe ser la de las actitudes".
De este modo, reclama una Iglesia que salga de sí misma: "Busquemos más bien ser una Iglesia que encuentra caminos nuevos, capaz de salir de sí misma yendo hacia el que no la frecuenta, hacia el que se marchó de ella, hacia el indiferente. El que abandonó la Iglesia a veces lo hizo por razones que, si se entienden y valoran bien, pueden ser el inicio de un retorno. Pero es necesario tener audacia y valor".
El Papa destaca la imagen de la Iglesia como "pueblo santo, fiel a Dios" pues la dimensión comunitaria es esencial a la fe cristiana: "nadie se salva solo, como individuo aislado" sino que "Dios entra en esta dinámica popular", en el entramado de relaciones interpersonales. En cuanto a la vida religiosa, el Papa subraya que "los religiosos son profetas", una profecía que a veces "crea alboroto, estruendo" y que "anuncia el espíritu del Evangelio".
No rehúye el Papa temas controvertidos como la cuestión de los cristianos que viven situaciones irregulares para la Iglesia, los divorciados vueltos a casar, parejas homosexuales, u otras circunstancias. El Papa pide tener siempre en cuenta a la persona: "Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia". Al mismo tiempo el Papa advierte de que "no podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos (...) Si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto".
Preguntado sobre el papel de la mujer en la Iglesia, responde apostando por una mayor presencia femenina: "En los lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio femenino. Afrontamos hoy este desafío: reflexionar sobre el puesto específico de la mujer incluso allí donde se ejercita la autoridad en los varios ámbitos de la Iglesia".
Sobre la experiencia cristiana y cómo buscar y encontrar a Dios, el Papa nos pide alejar las lamentaciones y encontrar a Dios en nuestro hoy: "el Dios concreto, por decirlo así, es hoy. Por eso las lamentaciones jamás nos ayudan a encontrar a Dios". Al mismo tiempo pide una actitud de humildad: "Si una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza total y ni le roza un margen de incertidumbre, algo no va bien".
Razón y Fe, revista de la Compañía de Jesús que publica esta entrevista en España, fue fundada en 1901. Se edita diez veces al año, entrega reflexiones sobre el momento político y económico de España y de América, destacando hechos que sugieren una palabra, con una actitud creyente, comprometida con el humanismo y la libertad religiosa. Aborda todo tipo de temas sin desatender el campo específico en el que la fe, la teología y la iglesia se encarnan en la cultura. Su director es el jesuita Alfredo Verdoy.
Entre las dieciséis revistas de la Compañía de Jesús que publican hoy la entrevista en todo el mundo están La Civiltà Cattolica (Italia), America Magazine (EE.UU.), Mensaje(Chile), Études (Francia), Thinking Faith (Gran Bretaña) o Stimmen der Zeit (Alemania). A todas ellas, el Papa les anima en esta entrevista a seguir sirviendo a la Iglesia y a la sociedad desde "el diálogo, el discernimiento y la frontera".


viernes, 20 de septiembre de 2013

BENDICIÓN IRLANDESA



A menudo, en el camino de la vida vamos eligiendo entre unas opciones y otras. Unas veces con decisión y claridad, otras con cierto dolor e incertidumbre. Unas veces conscientes y otras, con cierta inercia.
Lo cierto es que la vida va siendo, ES, mientras pasa todo esto que nos ocurre. Nos enteremos o no, estemos despiertos o dormidos se está dando ahora.
Podemos caminar por ella con confianza o desconfianza, favoreciendo diálogo y encuentro, o crispación y  maltrato; de forma positiva y saludable o negativa y tóxica;  sin enterarnos de lo que ocurre alrededor o plenamente atentos...

Quizá nos ocurre un poco de todo...pero podemos "vernos" hacia dónde tendemos más, y por dónde queremos recorrer el camino restante...HOY, AHORA.

¿Os imagináis cómo cambiaría el ambiente en el que nos movemos si "bien-diciéramos" a los otros?

Dedicada sobre todo a aquellas personas que maldicen sistemáticamente porque aún no han descubierto el fondo de lo Real, que no es otra cosa que amor a manos llenas, a los que nos hieren consciente o inconscientemente sin saber o sabiendo el daño que hacen. A nosotros mismos cuando  nos dejamos llevar por el maldecir gratuito sin considerar las consecuencias.

Puedo decir, que la confianza esponja la mente y el corazón, abre a la bondad y a la belleza,  permitiendo espacios de creatividad y búsqueda de diálogo.

Mientras reflexionamos sobre todo ello y nos ponemos a andar con determinada determinación, os dejo una preciosa bendición para que os resulte más confortable el trayecto. Estoy segura de que nos volveremos a encontrar.




Como "escuchante" de la vida, os deseo todo bien. ¡Sed felices! Estamos en buenas manos...


jueves, 19 de septiembre de 2013



1. Consideraciones generales
Es evidente que aún no conocemos suficientemente la vida, organización, liturgia, etc., de las primeras comunidades cristianas; sin embargo parece que sería muy aventurado decir que el monolitismo y la uniformidad fueran las características del desarrollo de las mismas.
Somos ya muy conscientes de que, en la interpretación de esta época de la Iglesia, se han cometido muchos anacronismos, transfiriendo sentidos y contenidos posteriores a términos como sacerdote, presbítero, diácono, jerarquía…, e incluso Eucaristías. Se ha entendido la organización eclesial de los primeros tiempos desde categorías y experiencias posteriores que, evidentemente, hoy nos dificultan una justa interpretación y comprensión de aquellas comunidades.
Muchos autores/as reconocen la estructuración de las primeras comunidades de Jerusalén como mucho más semejante a la de las sinagogas y modelos judíos que a lo que actualmente entendemos por Iglesia; incluso sabemos por los Hechos que los cristianos continuaban acudiendo al Templo judío (l). Tampoco eran iguales ni se acentuaban las mismas cosas en las comunidades joánicas, en las paulinas o en las de Jerusalén. No todas eran judías sino que muchas de ellas estaban enclavadas en lugares en los que la emancipación de la mujer era muy superior a la registrada en los ámbitos judíos, etc. Por ejemplo, las comunidades joánicas acentuaban la importancia del “Discípulo amado” y no tanto la de Pedro (2). Es decir, se trataba de comunidades en formación y crecimiento con una agilidad estructural bastante considerable.
Tendríamos que señalar brevemente algunas características generales de estas Iglesias. Los apóstoles (los Doce) no formaban parte del grupo de los presbíteros sino que permanecían en una categoría distinta; ni el término presbítero tenía en aquella época connotación sacerdotal tal y como se ha entendido después; el movimiento de resacralización se efectuará posteriormente. Moingt dice: “Los ministros de Cristo no tenían ninguna razón para reivindicar prerrogativas sacerdotales que el mismo Cristo no había reclamado para Sí, y nada, ni en su ministerio evangélico ni en su comportamiento, inducía a fijarse en el ámbito de lo sagrado en el que se ofician los sacramentos tradicionales” (3). Además, las comunidades primitivas afirmaban el sacerdocio universal de los fieles, cosa bastante olvidada posteriormente, de manera que la concepción y práctica del ministerio, así como la misma estructuración de la Iglesia, tenían que resultar indudablemente diferentes de lo que hoy entendemos por tales.
2. Los Doce
También tendríamos que pensar en la institución de los Doce. Efectivamente, dentro de este grupo no se contaba ninguna mujer. Ahora bien, habría que ver en ello una aplicación simbólica del Antiguo Testamento, dentro de unas claras resonancias judías. Los Doce representaban a las doce tribus de Israel: “Estaréis sentados sobre los doce tronos, juzgando a las doce tribus de Israel” (Mt. 19, 28). Doce son también las puertas de la Jerusalén celeste y doce estrellas coronan a la Mujer del Apocalipsis. Los Doce serían también una imagen de los doce Patriarcas, en definitiva significarían al Pueblo judío.
Es decir, tendríamos que ver en ellos un matiz de cumplimiento del Antiguo Testamento con clara proyección escatológica. De hecho, se reemplaza a Judas por el también judío Matías, pero no se prevé ningún relevo nominal de los Once restantes después de su muerte y claro está que entre ellos no figura ninguno que no perteneciera al Pueblo judío… (!). Pero incluso podemos ver que Pablo entra a formar parte del grupo, no respetando así el número de doce, ya que con Matías serían trece, ni tampoco las condiciones para formar parte de dicho grupo: no conoció personalmente al Maestro; Pablo es siempre visto como una excepción válida y, de alguna forma, como representante de los cristianos de la gentilidad que se incorporan.
El papel de los Doce en la Iglesia primitiva no aparece ligado a ninguna función jerárquica; su presencia en la evangelización es notable y no se presentan como una estructura aparte; menos aún, como decíamos anteriormente, formaban un grupo de carácter presbiteral.
Ahora bien, como señala S. Tunc: “los Doce son las piedras sobre las que se apoya nuestra fe. En ese sentido, todos somos sus sucesores en la fe. Toda la Iglesia es, efectivamente, apostólica. Los lazos que existen entre los Doce y sus ministros futuros son solamente un lazo de sucesión al servicio de la continuidad de toda la Iglesia”

martes, 17 de septiembre de 2013

MENSAJE DEL 33 CONGRESO DE TEOLOGÍA


 Del 5 al 8 de septiembre hemos celebrado en Madrid el 33 Congreso de Teología sobre “La teología de la Liberación, hoy”, que ha reunido a mil personas procedentes de los diferentes países y continentes en un clima de reflexión, convivencia fraterno-sororal y diálogo interreligioso, intercultural e interétnico. 

 1. Vivimos en mundo gravemente enfermo, injusto y cruel, en el que la riqueza se concentra cada vez más en menos manos y crecen las desigualdades y la pobreza. Entre 40.000 y 50.000 personas mueren al día por hambre y guerras, cuando existen recursos suficientes para alimentar al doble de la población mundial. 
El problema no es, por tanto, la escasez, sino la competitividad, la acumulación desmesurada y la injusta distribución, generadas por el modelo neoliberal. Los gobernantes dejan que gobiernen los poderes financieros y la democracia no ha llegado a la economía. La crisis europea actual tiene como efecto el desmantelamiento de la democracia. 
 2. La crisis económica se ha convertido en una crisis de los derechos humanos. Los llamados eufemísticamente “recortes” en educación y salud son, en realidad, violaciones sistemáticas de los derechos individuales, sociales y políticos, que habíamos conseguido con tanto esfuerzo a lo largo de los siglos precedentes. 
 3. Pero esta situación no es fatal, ni natural, ni responde a la voluntad divina. Se pueden romper las inercias cambiando nuestro modo de vivir, de producir, de consumir, de gobernar, de legislar y de hacer justicia y buscando modelos alternativos de desarrollo en la dirección que proponen y practican no pocas organizaciones hoy en el mundo 
 4. Estos días hemos escuchado los testimonios y las voces plurales de las diferentes teologías de la liberación, que se cultivan en todos los continente y que intentan colaborar en la respuesta a los más graves problemas de la humanidad antes descritos: en América Latina, en sintonía con el nuevo escenario político y religioso y con las experiencias del socialismo del siglo XXI; en Asia, en diálogo con las cosmovisiones orientales, descubriendo en ellas su dimensión liberadora, en África, en comunicación con las religiones y culturas originarias, en busca de las fuentes de la vida en la naturaleza. 
 5. Hemos comprobado que la teología de la liberación sigue viva y activa frente a los intentos del pensamiento conservador y de la teología tradicional de condenarla y darla por muerta. La TL es histórica y contextual y se reformula en los nuevos procesos de liberación a través de los sujetos emergentes de transformación: mujeres discriminadas que toman conciencia de su potencial revolucionario; culturas otrora destruidas que reivindican su identidad; comunidades campesinas que se movilizan contra los Tratados de Libre Comercio; jóvenes indignados, a quienes se les niega el presente y se les cierra las puertas del futuro; naturaleza depredada, que grita, sufre, se rebela y exige respeto; migrantes maltratados que luchan por mejores condiciones de vida, religiones indígenas y afrodescendientes que renacen tras siglos de silenciamiento. 
 6. La TL es teología de la vida, que defiende con especial intensidad la vida más amenazada, la de los empobrecidos, que mueren antes de tiempo. Hace realidad las palabras de Jesús de Nazaret: “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Llama a descubrir a Dios en los excluidos y crucificados de la tierra: esa es la misión fundamental de las Iglesias cristianas, de la que han estado muy alejadas 
 7. Los reformadores religiosos han abierto y siguen abriendo caminos de compasión y liberación integral, que deben traducirse política, social y económicamente en cada momento histórico, de manera especial Siddharta Gautama el Buda y Jesús de Nazaret el Cristo (tema de la última conferencia del Congreso.
 8. Denunciamos la falta de ética en las políticas gubernamentales que presentan los recortes como reformas 
necesarias para la recuperación económica. Nuestra denuncia se extiende a los bancos, las multinacionales y los poderes financieros como verdaderos causantes de la actual crisis en connivencia con los gobiernos que lo permiten. Optamos por otro modelo económico cuyos criterios sean el principio del bien común, la defensa de los bienes de la tierra, la justicia social y el compartir comunitario. 
 9.. Denunciamos el uso de la violencia, el militarismo, el armamentismo y la guerra como formas irracionales y destructivas de solución de los conflictos locales e internacionales, a veces justificados religiosamente. Optamos por un mundo en paz, sin armas, donde los conflictos se resuelvan por la vía del diálogo y la negociación política. Apoyamos todas las iniciativas pacíficas que vayan en esa dirección, como la jornada de ayuno y oración propuesta por el papa Francisco. Rechazamos la teología de la guerra justa y nos comprometemos a elaborar una teología de la paz. 
 10. Denunciamos el racismo y la xenofobia, que se manifiesta de manera especial en las leyes discriminatorias, en la negación de los derechos de los inmigrantes, en el trato vejatorio a que son sometidos por las autoridades y en la falta de respeto a su estilo de vida, cultura, lengua y costumbres. Optamos por un mundo sin fronteras guiado por la solidaridad, la hospitalidad, el reconocimiento de los derechos humanos sin discriminación alguna y de la ciudadanía-mundo frente a la ciudadanía restrictiva vinculada a la pertenencia a una nación. 
 11. Denunciamos la negación de los derechos sexuales y reproductivos y la sistemática violencia contra las mujeres: física, simbólica, religiosa, laboral, ejercida por la alianza de los diferentes poderes: leyes laborales, publicidad, medios de comunicación, gobiernos, empresas, etc. Dicha alianza fomenta y refuerza el patriarcado como sistema de opresión de género. En la discriminación y el maltrato a las mujeres tienen una responsabilidad no pequeña las instituciones religiosas. La teología feminista de la liberación intenta responder a esa situación reconociendo a las mujeres como sujetos políticos, morales, religiosos y teológicos. 
 12. Pedimos la inmediata suspensión de las sanciones y la rehabilitación de todas las teólogos y los teólogos represaliados (de quienes han visto sus obras prohibidas, condenadas o sometidas a censura, de quienes han sido expulsados de sus cátedras, de aquellos a quienes se les ha retirado el reconocimiento de “teólogos católicos”, de los suspendidos a divinis, etc.), sobre todo durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, que fueron especialmente represivos en cuestiones de teología moral y dogmática, en la mayoría de los casos por su vinculación con la teología de la liberación e incluso por seguir las orientaciones del Concilio Vaticano II. Dicha rehabilitación es exigencia de justicia, condición necesaria de la tan esperada reforma de la Iglesia y prueba de la autenticidad de la misma. Reivindicamos, a su vez, dentro de las Iglesias, el ejercicio de los derechos y libertades de pensamiento, de reunión, de expresión, de cátedra, de publicaciones, no respetados con frecuencia, y el reconocimiento de la opción por l@s pobres como criterio teológico fundamental. 
 Con don Pedro Casaldàliga afirmamos que todo es relativo, incluida la teología, y que solo son absolutos Dios, el hambre y la liberación. 

Madrid, 8 de septiembre de 2013 


lunes, 16 de septiembre de 2013

DANZAS UCRANIANAS





A juzgar por las cifras que aparecen en el movimiento en Trypillian vasijas de barro, la danza se ha realizado en las tierras de la actual Ucrania, al menos desde el tercer milenio antes de Cristo. Se ha supuesto que hasta la introducción del cristianismo en la Rus de Kiev en el año 988, la danza tuvo una función ritual muy importante en las tierras de la actual Ucrania. Rituales pre-cristianos combinan la danza con la música, la poesía y la canción. Un remanente de estas danzas rituales que se conservan en forma limitada hoy en día son los bailes de primavera, o Vesnianky, también conocidos como Hahilky, Hayilky, Hayivky, Yahilky o Rohulky. Otro evento de temporada que ofrece danzas fue el festival anual de pre-cosecha de Kupalo, que hasta hoy sigue siendo un tema favorito de los coreógrafos ucranianos.
Estas danzas rituales religiosos resultaron ser tan fuertemente arraigada en la cultura de la gente antes de la introducción del cristianismo, que en lugar de tratar de eliminarlos, los misioneros cristianos incorporaron temas cristianos en las canciones y poemas que acompañaban la danza, con los bailes de difundir su religión, además de permitir a los pasos milenarios y formas coreográficas para seguir siendo transmitido de generación en generación.
Casi al momento de levantamientos Kozak de Ucrania, bailes sociales se hicieron cada vez más populares entre los indígenas a las tierras de la actual Ucrania. Bailes sociales ucranianos se pueden distinguir de las danzas rituales de Ucrania antes por dos características: la prevalencia del acompañamiento musical sin canto, y el aumento de la presencia de la improvisación. Los primeros Hopak y Kozachok desarrollados como bailes sociales en los alrededores del río Dnipro, mientras que el Hutsulka y Kolomyjka surgieron en los Cárpatos en el oeste. Con el tiempo, los bailes sociales de origen extranjero, como la polca y la contradanza también ganó en popularidad, desarrollando distintas variaciones después de haber sido realizado por bailarines y músicos talentosos en la improvisación nativos.
El tercer tipo importante de la danza popular de Ucrania que se desarrolló antes de la era moderna fueron los bailes temáticos o historia. La historia baila incorpora un nivel artístico sofisticado de la pantomima y movimiento que entretuvo a las audiencias. Bailes historia temáticos contaron la historia de un grupo particular de personas a través de movimientos que imitaban su trabajo, tales bailes incluidos Shevchyky, Kovali y Kosari.
A finales del siglo XVIII, muchos de estos bailes tradicionales comenzaron a realizar, o se refiere a la temática, con un comercio floreciente teatral. Campesinas o Siervo Teatros entretuvieron a los pueblos originarios subjucated de la actual Ucrania, que se quedó relegado a bajar las clases sociales en sus propios países de origen, mientras que sus gobernantes extranjeros a menudo vivían lujosamente en comparación, la importación de artistas extranjeros y sus bailes. Es en este contexto que organizaron bailes folclóricos ucranianos, que representaban los ideales de una sociedad agraria, ganó aún más popularidad entre la población nativa, que se desarrolló aún más el teatro en una profesión próspera.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Evangelio de Lucas 15, 1-10





DIOS ES GOZO

         Estas pequeñas parábolas hablan de alegría…, de la alegría de Dios. Se ha transmitido, durante generaciones y generaciones, la imagen de un Dios tan “serio” –severo, juez, castigador…- que cuesta reconocerlo en las parábolas que contaba Jesús. Con frecuencia, las palabras y los rostros de quienes hablan de Dios no muestran precisamente alegría. El cardenal Bossuet se atrevió a decir que Jesús no se había reído nunca, porque era “perfecto”.
         Algo parecido les debió ocurrir a los oyentes del sabio de Nazaret. Acostumbrados a la retórica de los sacerdotes del templo y de los teólogos oficiales, pregonando a un Dios que discriminaba rotundamente entre “justos” y “pecadores”, les resultaría extraño que Jesús se refiriera a un Dios que es Gozo. O mejor, a un Dios cuyo gozo consiste en el encuentro con el ser humano.
         Me parece que no es exagerado decir que las religiones no se han llevado bien con la alegría ni con el humor. Aparecen demasiado cargadas de solemnidad que, en la práctica, se traduce en severidad. Abundan los rostros serios y las palabras cortantes, los juicios y las condenas, propio todo ello de quien se encuentra en el estrado, es decir, en el poder. Porque quien está reñido con el humor –y con la humildad, y con la humanidad (términos todos que provienen de la misma raíz: humus)-, no es tanto la religión, cuanto el poder. El poder sabe que el humor lo socava, y por eso lo demoniza, o apenas lo tolera. La religión se hace solemne cuando alcanza el poder y lucha por mantenerlo. Por eso, el gesto simple y normal de un Papa que sonríe –como es el caso de Francisco, como fue Juan XXIII- resulta, a la vez que insólito, contagiosamente cautivador para los creyentes.
         En un lenguaje teísta, Jesús dice que Dios siente alegría “por un solo pecador que se convierta”. Pero, como la mente y la palabra son capaces de “retorcer” cualquier expresión hasta el punto de poder afirmar una cosa y la contraria, fácilmente la religión ha usado esas mismas palabras, en su origen liberadoras, para autojustificarse. De ese modo, quedaban desprovistas de toda su novedad y provocación.
         Dios busca a la “oveja perdida”, afirma la religión. Pero se ha modificado el sentido de la palabra. Para la religión, “perdido” es el que no cumple con sus normas y critica sus creencias. Eso sería lo condenable. Con todo, Dios va en su busca. Y se alegra, pero solo cuando lo hace volver al redil, es decir, al cumplimiento de todo aquello de lo que se había alejado.
         Si la novedad de Jesús fue la gratuidad de Dios y su alegría sin expectativas, la lectura religiosa de estas parábolas tergiversa el sentido original, hasta el punto de convertir la gratuidad en “mérito”. Una vez más, se ha proyectado en Dios la actitud interesada de los humanos: “voy a buscarte y me alegro contigo…, pero para que hagas lo que yo digo”.

         La trampa religiosa no puede desactivarse desde la mente. Porque la mente, en su dualidad, no puede sino etiquetar todo lo que percibe como “bueno” o “malo”. A partir de esa catalogación, actuará en consecuencia.
         La novedad y sabiduría del mensaje de Jesús se hacen patentes cuando nos aproximamos a él desde una perspectiva no-dual. Jesús no quería “convertir” a nadie, porque no le interesaba el proselitismo ni estaba preocupado por el número ni el poder. Por eso podía hablar con tanta libertad.
         Comía a gusto con “pecadores y publicanos” para escándalo de fariseos y doctores. Y reconocía a Dios como Alegría sin límites, Gratuidad sin vuelta, Amor sin exclusiones.
         Del mismo modo que nuestra peor creencia errónea es la de pensarnos separados, reducidos a nuestro yo, la más peligrosa trampa de las religiones es la de presentar a Dios también como un ser separado, creado a imagen de nuestra mente.
         Dios no es un individuo separado que premia o castiga, mira bien o mira mal, discrimina entre justos y pecadores… Dios es el nombre que damos al Misterio último de lo real, que constituye todo lo que es y que nos constituye a nosotros mismos. Dios es, por tanto, nuestro Fondo último, la Mismidad consciente y amorosa de todo lo que es, y de la que no podemos estar jamás separados. Un Dios del que alguien pudiera separarse, aunque fuera por el instante mínimo de un respiro, sería sin duda solo un ídolo proyectado. Porque no puedes separarte de Aquello que eres. Y Eso que es, es Amor, Gratuidad, Gozo…, sin motivo y sin contraprestaciones.

Enrique Martínez Lozano