4 de febrero de
2013. Todavía con los ecos de la Semana de Oración por la Unidad de los
Cristianos, el Estudio Teológico Agustiniano acogió una conferencia de Juan
de Dios Martín Velasco, filósofo de la religión especializado en Fenomenología.
El título de la conferencia fue "La vivencia personal de la fe en el
actual contexto interreligioso".
La
época actual constituye una amenaza y un desafío apremiante para la
fe, porque hoy, en muchos ambientes, la fe ha dejado sencillamente de interesar
a las personas.
Juan de Dios
Martín Velasco ha querido ofrecer una respuesta a ese desafío
y una llamada de atención sobre la gravedad de la crisis
religiosa en los países de tradición cristiana.
Ofrecemos a continuación un extracto de la ponencia de Juan de Dios
Martín Velasco.
PLURALISMO RELIGIOSO: EL DESAFÍO DEL SIGLO XXI A LAS
RELIGIONES
Se ha
dicho con toda razón que si la secularización de la sociedad y la cultura ha
sido el reto mayor del siglo XX para las religiones y el cristianismo, el reto
que les planteará el siglo XXI será, sin duda, está siendo ya, la nueva
situación de pluralismo cultural y religioso en que hemos entrado y que con
toda probabilidad no hará más que desarrollarse en las próximas décadas.
La época
moderna introdujo en las sociedades europeas un factor importante de
diferenciación con e[ reconocimiento de la libertad de conciencia, de
pensamiento y de expresión de los individuos. A partir de ese momento
comenzaron a convivir en una misma sociedad personas con diferentes creencias,
diferentes formas de pensar y de vivir, y diferentes concepciones en relación
con la ética y la política. En mayor o menor medida y con un ritmo más o menos
rápido, el fenómeno ha ido produciéndose después en casi todos los países del
mundo. Las sociedades actuales han dado un paso importante en relación con la
aceptación de las diferencias. Estas no se refieren tan sólo a los
individuos; se aplican también a una pluralidad de grupos diferentes en cuanto
a las cosmovisiones, las culturas y las religiones. Por otra parte, a esos
grupos diferentes se les reconoce, salvo en situaciones de excepción cultural,
política y religiosa, igualdad de derechos y capacidad de interacción social.
Hemos accedido así a lo que conocemos como una situación de pluralismo.
El pluralismo, además, está instalado en nuestro mundo a una doble
escala. Por una parte, a escala mundial, ninguna cultura ni religión puede
vivir aislada de las demás, ya que los poderosos medios de información y la
interacción entre todos los países de la tierra hacen que entre todas ellas se
establezcan relaciones cada vez más estrechas y que resulte prácticamente
imposible sustraerse al influjo de todos los demás...
En la época en que el mundo estaba compuesto por un
gran número de países o regiones cultural y religiosamente homogéneas, las
religiones podían vivir en situación de aislamiento, ignorando a todas las
demás y considerando a sus miembros sólo como posibles destinatarios de su
actividad misionera. Ignorar a las demás religiones permitía a cada una de
ellas descalificar a las demás en su pretensión de constituir posibles
revelaciones de Dios y caminos de los hombres hacia Él […]Nos encontramos en la
actualidad con una situación claramente pluralista que impone a los fieles de
las diferentes religiones la convivencia con fieles de otras tradiciones. Esta
situación ha llevado a la misma Iglesia católica, a partir del Vaticano II, a
invitar a sus fieles a apreciar lo que de bueno y valioso hay en todas las
religiones y a entablar con sus fieles relaciones de aprecio, diálogo y
colaboración. Desgraciadamente, las interpretaciones y las valoraciones
teológicas del pluralismo religioso por parte del pensamiento oficial y de la
teología de las diferentes religiones y del cristianismo están todavía lejos de
hacer justicia a las exigencias de la situación y de responder de forma
adecuada a los desafíos que el pluralismo, sobre todo el religioso, plantea a
la conciencia de los cristianos. Otro tanto cabe decir, en lo positivo y en lo
negativo, de la mayor parte de las religiones.
El desafío que la
situación de pluralismo plantea a las diferentes religiones podría formularse
en estos términos: "¿Es posible vivir la fe cristiana o la propia adhesión
religiosa; es posible realizar la propia identidad religiosa o cristiana,
evitando el peligro del relativismo absoluto de quien renuncia a la pretensión
de universalidad inherente a las afirmaciones de la propia fe, sin caer en el
peligro contrario de quien piensa que, al ser depositario de una revelación por
parte de Dios, está en posesión de la verdad absoluta y puede por tanto
declarar falsas al resto de las religiones o no concederles otro valor que el
de momentos provisionales llamados a culminar en la propia religión"?
Confieso
que las respuestas de las teologías actuales de las religiones, también de las
elaboradas en el interior del cristianismo, me parecen todas ellas
insuficientes e incapaces de dotar a sus fieles de una respuesta práctica que
permita eludir ese dilema. Pero esto no significa que realmente los hombres
religiosos, y en concreto los cristianos, nos encontremos en este aspecto vital
de la actual situación religiosa en un callejón sin salida. Pienso al
contrario, que la situación nos invita a dar pasos concretos hacia el diálogo y
la colaboración entre las religiones, y que el ejercicio sincero de las
actitudes que eso supone hará posible abrir puertas, en el terreno de las
teologías y de la realización de la propia identidad, que en este momento nos
parecen imposibles de franquear.
En efecto, el diálogo y el encuentro entre las
religiones no es ya una mera posibilidad. Es un hecho que tiene muchos años de
vida […]No faltan razones para pensar que los buenos augurios del diálogo y la
colaboración entre las religiones son algo más que piadosos deseos. En muchas
tradiciones religiosas aparecen relatos en los que el descubrimiento de tesoros
maravillosos presentes en el hogar de la propia tradición depende de
indicaciones y de impulsos procedentes de personas de otros pueblos y otras
tradiciones. N. Sóderblom, gran estudioso de la historia de las religiones y
eminente teólogo luterano, lo expresaba al final de su vida cuando repetía:
"Yo sé que mi Dios vive; me lo ha enseñado la historia de las
religiones".
De la otra tarea enunciada: la colaboración entre las religiones, hay que
reconocer que no existe todavía una verdadera experiencia. Se trata de una
tarea pendiente. Pero todo hace pensar que el día en que las diferentes religiones
colaboremos con todos nuestros recursos a la búsqueda de soluciones para los
ingentes problemas de la humanidad, habremos hecho una contribución decisiva a
la causa de la esperanza y habremos hecho más creíble para nuestros
contemporáneos el nombre con que cada tradición invoca al Misterio santo. Es
probable que la expresión del Cardenal Martini: "El cristiano de mañana
será ecuménico o no será cristiano", puede aplicarse a todas las
religiones.
En primer lugar, gracias al centro por traer a Martín Velasco y hacernos su mensaje más cercano. Realmente se hizo corto el tiempo de exposición y preguntas, algunas quedaron en el aire.
ResponderEliminarEn segundo lugar,ojalá que no sea en un tiempo lejano que las religiones se pongan de acuerdo al menos en servir a la humanidad y a la humanidad más castigada, en dar testimonio de integración para ser creíbles y referencia compasiva de eso que predican.Tarea pendiente, y de tod@s.